Pigmentocracia: Desventajas por
el tono de piel
FORBES- 20 de septiembre de 2019
La pigmentocracia sale del clóset
y el debate está en las redes sociales. Las prácticas de las empresas han
contribuido a abrir la brecha y hay que señalarlo.
Estefanía Veloz, panelista en
Punto y Contra Punto de Foro TV, trajo el término pigmentocracia a la discusión
pública cuando la usó para matizar su opinión sobre la Fórmula 1 en México. El
concepto rápidamente se viralizó cuando el comentarista Chumel Torres escribió
que “le daba lo mismo la Fórmula 1, pero criticarla porque todos son güeritos o
no haber ido es estar muy resentido. ¿Pigmentocracia? Pendejocracia es lo que
estamos viviendo”.
El concepto de pigmentocracia fue
acuñado a mediados del siglo XX por el antropólogo chileno Alejandro Lipschütz,
para explicar cómo la estratificación social en las colonias españolas en
América estaba fundamentada principalmente en el color de la piel.
El término ya había sido
utilizado. Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión,
compartió en febrero las declaraciones de Alfonso Cuarón sobre que México es un
país racista, motivadas por las críticas a Yalitza Aparicio. Villamil escribió:
“La pigmentocracia mexicana salió del clóset”.
Hay que decir que hoy hay pocos
datos o no existe mucha información sobre discriminación racial porque
históricamente México, incluso a nivel institucional, ha negado el racismo.
La Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial se hizo pública en
la Asamblea General de las Naciones Unidas y entró en vigor en enero de 1969;
México la suscribió en 1978.
CONAPRED fue creado 25 años
despues en 2003 y quizá el primer esfuerzo por recolectar datos sobre
discriminación racial en este país fue precisamente vía la Encuesta Nacional
sobre Discriminacion en Mexico 2010, llevada a cabo por el CONAPRED.
En este documento se observa que
más de tres de cada 10 personas de nivel socioeconómico muy bajo han sentido
que sus derechos no han sido respetados por su color de piel; en contraste con
uno de cada 10 de nivel socioeconómico medio alto y alto.
El Módulo de Movilidad Social
Intergeneracional que levanta el INEGI presentó en 2017, por primera vez,
información sobre la percepción de movilidad social por autoreconocimiento de
color de piel. Se destaca que de las personas que se autoclasificaron en las
tonalidades de piel más clara, solo 10% no tiene algún nivel de escolaridad,
mientras que la cifra se eleva a 20.2% para las personas que se autoubicaron en
las tonalidades de piel más oscuras.
La pigmentocracia o
discriminación racial afecta a la población indígena, pero también a quienes no
pertenecen a la minoría “blanca”.
Según el estudio de Oxfam, Por mi
raza hablará la desigualdad, las mujeres tienen menor probabilidad de acceder
al quintil más alto que los hombres, tanto por color de piel como por hablar
una lengua indígena; en las mujeres con tonos “oscuros” la brecha crece a 58%.
Un ejemplo de cómo el racismo
limita el acceso a oportunidades laborales se da en los anuncios que ofrecen
empleo. Es común ver como requisito “buena presentación”, pero hay empleadores
que sin usar el eufemismo solicitan abiertamente “tez blanca”. La empresa Sagy
Advice Consulting, pidió para las tiendas departamentales El Palacio de Hierro
y Liverpool vendedores de “tez morena clara – blanca”.
La pigmentocracia salió del
clóset, es momento de atenderla en el mundo corporativo.
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