El lujo y el relanzamiento de
clásicos de la moda
FORBES- 6 de septiembre de 2019
Un producto emblemático es un
símbolo de la marca. Su rentabilidad es alta. Por un lado, se venden a precios
altos. Por otro, se venden en grandes cantidades.
Hace unos días leía el titular
“la moda relanza los clásicos”. Me hizo sonreír porque no es nada nuevo, pero a
la vez es algo novedoso. Me explico, la identidad de las marcas está vinculada
casi siempre a un producto emblemático. Cuando cierren los ojos y evoquen
alguna de las marcas míticas a las que nos referimos, seguro que la imagen de
alguno de los productos le viene a la mente. Estos son los que se convierten en
un símbolo de la marca, son los que las han hecho destacar en el universo de
las marcas. Entre ellos, el Kelly para Hermes, el 2,55 para Chanel o el
monograma para Louis Vuitton o la famosa” baguette” de Fendi que fue el inicio
de su recuperación. No sólo bolsos, también joyas como el Vero de Bulgari o los
“tres oros” de Cartier. También en el universo del automóvil, los modelos
emblemáticos como el Testa Rosa de Ferrari o el Carrera de Porshe se han
convertido en símbolos de la marca. En una reciente visita al museo de “Las 24
horas de Le Mans”, estos clásicos aparecen expuestos en todo su esplendor
agrupados por marcas en un ejercicio de nutrir los valores de la misma.
La noción y el significado de
clásico es algo interesante. Algunas veces la palabra tiene connotaciones
negativas y otras muy positivas, y siempre depende del interlocutor. Un clásico
puede ser sinónimo de lo que permanece, resiste el paso del tiempo, es una
referencia y tiene el valor de parecernos siempre actual. Para algunos, el
término clásico es un eufemismo de antiguo y rancio.
Relanzar los modelos emblemáticos
en nuevas versiones, colores, tamaños materiales no es nada nuevo. Sin embargo,
¿por qué es noticia hoy? Creo que lo es porque vivimos un momento de búsqueda
sistemática de la novedad. Los clientes del mundo, pero especialmente los
asiáticos y entre ellos los chinos suspiran por lo nuevo. Un grupo de clientes
que “ya lo tienen todo” a los que sólo les interesa lo nuevo. Y a pesar de
todo, parece que los clásicos siguen teniendo un lugar. Eso sí, reinventados y
redefinidos en clave contemporánea. El modelo “pelotas” de Camper ha sido relanzado
por su nuevo director creativo Romain Kremer. En clave sostenible y de la mano
de Ecoalf recupera la vida después de su lanzamiento hace veinte años. También
el nuevo director creativo de Burberry, Ricardo Tisci ha decidido recuperar el
icónico “tartán” que es seña de identidad de la marca y que había sido apartado
de la colección.
Esto que parece un capricho de
los estilistas y de los clientes, tiene enorme impacto sobre el modelo de
negocio del sector. Es fácil entender que la rentabilidad de los llamados
modelos emblemáticos es alta. Por un lado, son aquellos que por su prestigio y
por el deseo que generan se venden a precios altos generando márgenes altos.
Por otro, tienen la virtud de venderse también en grandes cantidades lo que
genera economías de escala y reducción de los costes de fabricación. ¡Que
combinación tan extraordinaria! En mi curso en IE Business School de “Premium
& Luxury Entrepreneurship” lo llamamos el círculo virtuoso de los productos
emblemáticos. Ser percibido como exclusivo cuando algo se vende masivamente es
un ejercicio difícil y que las marcas de lujo gestionan con honores.
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