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lunes, 21 de enero de 2008

Judio

¿Pizarro judío?

El nombre de Francisco Pizarro siempre ha acarreado polémica en el Perú. Basta recordar si no el debate surgido por el traslado de su estatua de la Plaza de Armas al Parque de La Muralla.

Igual ambiente de discusión se vivió por varios años alrededor de cuáles eran los verdaderos restos del conquistador.

Por cerca de un siglo se pensó que unos fardos hallados a fi nes del siglo XIX en la Catedral de Lima eran los restos del militar español. Sin embargo, en la década de 1970 se encontró un osario que ponía en tela de juicio la autenticidad de dichos despojos.

Con el tiempo, la comunidad científica determinó que el osario hallado contenía los huesos de Pizarro. Sin embargo, ese parece ser ahora el inicio de otra polémica.

LA RESPUESTA DE JERUSALÉN
El arqueólogo chalaco Hugo Ludeña es un experto en el tema de los restos de Pizarro,
asunto en el que está involucrado más de tres décadas. Entre sus pesquisas siempre le quedó una curiosidad. Si el osario de Pizarro –una caja de plomo que contenía los huesos del conquistador– había seguido los ritos fúnebres de la familia, ¿qué significado tenía el peculiar símbolo que estaba grabado en la tapa? ¿Era acaso una manifestación de las supersticiones propias de esa época o tan solo un elemento decorativo?

Hace un par de años, viendo un canal de cable, se dio de bruces con el mismo
símbolo: tres elipsis cruzadas encerradas en un círculo. El programa era sobre antiguos
osarios judíos del siglo I conservados en Jerusalén. Ludeña está por publicar un libro titulado El marqués don Francisco Pizarro. Tres estudios sobre sus restos. Entre los datos que proporciona, plantea algunas preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿qué significa que los deudos del conquistador hayan permitido en su osario ese símbolo usual en los ritos judíos?

HUELLAS DEL PASADO
El arqueólogo recuerda algunos otros indicios que podrían sumar a la hipótesis de
que el conquistador sea de origen judío. Por ejemplo, señala la gran cantidad de conversos y judíos encubiertos que viajaron a América en los primeros años de la Colonia huyendo de la Inquisición. También indica lo poco conocido del linaje de su madre, y que la familia de ésta, según documentos que ha encontrado, se haya dedicado al comercio. Al respecto de la historia familiar, Hugo Ludeña hace notar que Francisco Pizarro no fue reconocido por su padre en su testamento. En aquella época, en la que hijos dentro y fuera del matrimonio eran reconocidos sin mayor problema,
este sesgo se interpreta como una crítica a la reputación de la progenitora. "La mala
reputación de la madre podía ser por sus costumbres o por tener antepasados judíos",
sugiere Ludeña.

Otro dato importante que resalta es que los restos del fundador de Lima se hayan exhumado a los pocos años de enterrados a pedido de sus familiares cercanos.
Destaca este hecho, pues fueron ellos los que trasladaron sus huesos a la caja de
plomo que los contuvo por varios siglos y en la que se encuentra la inscripción que
ha generado las dudas sobre el origen cristiano de quien trajo esta fe al Perú.

Parientes sefarditas
Pedro Pizarro, uno de los hermanos menores del conquistador, al narrar sus memorias, se describió como descendiente de los "buenos Pizarro de Extremadura". Esta puntualización no sería del todo gratuita.

Este apellido se ha incluido en varias listas de judíos asentados en España –sefarditas– y que fueron expulsados de la península con la reconquista de los Reyes Católicos.
Según algunos de los libros dedicados a recopilar información de los sefarditas, el apellido del fundador de Lima era conocido del Santo Oficio, la terrible Inquisición.

Entre estas obras está A Origem Judaica dos Brasileiros, de Jose Geraldo Rodrigues, en el cual se incluye al apellido Pizarro como uno de los más de 500 casos de judíos castigados por la Inquisición en Brasil y Portugal durante la Colonia. Otro texto que recoge es Sangre judía, de Pere Bonnin. En él se recopilan nombres de más de
tres mil sentenciados por el famoso tribunal religioso

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