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lunes, 4 de junio de 2007

Economia

El lado oscuro de Las Vegas de China

Macao superó a Las Vegas como la atracción más grande del mundo de los casinos, pero detrás de sus luces hay historias turbias sobre lavado de dinero y espionaje.
Uno siente como si entrara en las páginas de una novela de Graham Greene. Es un mundo disoluto, sombrío y corrupto, con una pizca de catolicismo y una generosa parte de ambición.
A menos de una hora en hidrodeslizador del energético Hong Kong, Macao es más informal, más lánguido, más divertido.
La mayor atracción para la mayor parte de la gente es, por supuesto, los casinos.
Macao es muy pequeño, y se puede caminar a todas partes. Pero sorprendentemente, esa franja de tierra ha superado a Las Vegas y se ha convertido en el centro de juego más lucrativo del mundo.
Los hombres fuertes de Las Vegas apuestan a que va a crecer todavía más.
Desde que los portugueses dejaron el territorio en 1999, el negocio del juego ha prosperado.
Antes era la reserva monopólica del colorido y ahora octogenario multimillonario Stanley Ho, a quien conocen aquí como "Tío Stanley" y quien además de amasar una cartera cada vez más grande en los casinos consiguió procrear 17 hijos con cuatro esposas.
Ya hay nombres famosos de Las Vegas aquí, como Sands y Wynn, y en un par de meses el gigantesco hotel Venetian va a inaugurar una catedral ultra cursi llena de canales y gondoleros cantores.
Centro de entretenimiento
El crecimiento sin precedentes que vive Macao se debe a tres factores: quienes viven en China continental son cada vez más ricos y ya pueden cruzar la frontera con visas individuales en vez de hacerlo en viajes organizados. El año pasado llegaron 12 millones de visitantes y su pasatiempo favorito es apostar.
Esta uña en el pie de China se está convirtiendo rápidamente en el parque de diversiones del resto del país.
Los nuevos casinos ofrecen entretenimiento familiar, restaurantes y espectáculos en vivo además de dados y máquinas tragamonedas.
Para ver cómo eran las cosas antes hay que bajar a las entrañas del casino más antiguo, el Lisboa, aunque no se pueda ver bien adentro porque los hombres fuman sin cesar abarrotados en las mesas de bacará en las que crean nubes de humo.
La buena noticia es que ahora ya hay trabajos de tiempo completo, y dentro de poco habrá escasez de crupieres. Pero no todos están contentos con esta revolución de fichas.
Bajas de los casinos
En el centro de la ciudad, cerca de un parque quieto, hay una organización de caridad católica que dirige Paul Pun, un hombre callado y serio.
Su oficina está en un edificio sucio y abandonado, la antítesis de la elegancia de neón, cerca de elegantes mansiones coloniales con techos de tonos pastel.
Si uno pierde hasta la camisa en un golpe de ruleta, las autoridades podrían sugerirle que visite al señor Pun, quien ofrece asesoría y dinero para que regrese uno a su casa.
Cada año estamos más ocupados", explica el señor Pun, y señala hacia la oficina contigua.
"Ahí hay una mujer, dueña de una fábrica en tierra firme, que perdió US$100, 000. Queremos hablar con ella, pero cada vez que trata de hablar rompe en llanto", dice el señor Pun.
El lavado de dinero se mezcla con las apuestas.
El sistema funciona así: un funcionario de tierra firme exige un soborno a un empresario a cambio de expedir una licencia.
El funcionario va a Macao, en donde lo espera el soborno en forma de un montón de fichas.
El funcionario despilfarra parte de sus fichas en el bacará, cambia el resto, y en tierra firme cuenta que ganó jugando cartas y por eso tiene mucho dinero.
Un analista de Hong Kong me dijo que así se blanquean más de 2,000 millones de dólares cada año.
Preocupación nuclear
Vine a investigar un banco sospechoso, el Banco Delta Asia (BDA), que es parte de otra turbia historia de Macao.
Estados Unidos cerró BDA porque presuntamente Corea del Norte lo usaba para operaciones ilícitas.
El gobierno norcoreano está muy molesto, y destino del banco podría determinar si se suspende el programa nuclear de Pyongyang.
Joe Wong es portavoz del BDA pero no habla. No responde las llamadas. Siempre está en una reunión.
Cuando visitamos el banco, un robusto guardia filipino de seguridad nos echa del lugar tan pronto como menciono el nombre del señor Wong.
Esperamos afuera hasta que lo vemos.
"Señor Wong, señor Wong, ¿han usado al BDA para lavar dinero norcoreano?", le pregunto.
El señor Wong se horroriza. "No puedo hablar", dice, "tengo una reunión".
Y no lo volvemos a ver nunca más.
El vínculo entre el hermético Estado estalinista de Corea del Norte y la mala reputación de Macao es sin duda el más extraño en el contexto de la política internacional.
Pero desde 1974, cuando cayó la dictadura fascista de Portugal y el nuevo gobierno socialista reconoció a Corea del Norte, la élite norcoreana ha usado este enclave que fue de los portugueses como puerta de entrada al mundo.
Las televisiones de pantalla plana y, según dicen, el caviar del presidente Kim Jong Il se importan a través de Macao.
Se dice también que Corea del Norte usa Macao para canalizar cigarrillos y dólares falsos, y se dice que estuvo lleno de espías norcoreanos hasta que Estados Unidos comenzó a concentrarse en este lugar.
Hong Kong siempre se ha enorgullecido de ser un territorio de leyes.
Macao, su vecino cercano, sería mejor conocido por su espionaje, su lavado de dinero, sus casinos y sus bancos sospechosos. Pero en cierta forma extraña, ése es parte de su encanto.

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