LeBron James es el rey de la NBA, ¿lo sería de
la NFL?
Forbes -
jueves, 4 de junio de 2015
Aunque LeBron tiene lo que se
necesita para jugar en la NFL, se ha concentrado en la duela, y hoy juega sus
quintos playoffs consecutivos.
Los Cleveland Cavaliers jugarán
en su primera serie de campeonato de la NBA desde 2007, pero para LeBron James
ésta marcará su quinto año consecutivo compitiendo por la corona del
basquetbol.
Acerca de lo que ha logrado,
James está comprensiblemente impresionado. Él ha declarado: “Espero que todos
aquí sepan que no es fácil. No es fácil llegar hasta este punto.”
Algunos leerán la cita y
desacreditarán a James por ser egoísta, pero es necesario tener en cuenta lo
que dijo su ex compañero de equipo en el Miami Heat Dwyane Wade escribió en
Twitter: “Felicidades a mi hermano @KingJames por sus 5 apariciones en
semifinales el hilo… hay mucha gente que no tiene idea de lo difícil que es.”
La NBA está compuesta no sólo de
los mejores jugadores de basquetbol de Estados Unidos o América del Norte; sino
que es una liga que puede presumir de tener a los mejores jugadores del mundo.
Que James haya llegado a la final con tal consistencia a la luz de la colección
mundial de talento de la liga es algo digno de consideración.
Pero aún más impresionante
resulta el desempeño de James este año. Kevin Love fue adquirido el verano
pasado en un canje con los Timberwolves de Minnesota, y se suponía que sería
para James lo que Kevin McHale, James Worthy y Scottie Pippen fueron para Larry
Bird, Magic Johnson y Michael Jordan. El único problema era que Love se lesionó
el hombro al comienzo de los playoffs de este año. El armador estrella Kyrie
Irving tampoco ha estado al 100% debido a sus problemas de rodilla.
James ha ganado con el apoyo de
un equipo de jugadores relativamente desconocidos. ¿Su entrenador David Blatt?
El otoño pasado se especulaba que Blatt ni siquiera duraría una temporada; ésta
es su primera como entrenador en jefe de la NBA. Para dejar claro lo que
resulta claramente evidente a pesar de que la votación del MVP recompensó al
guardia de los Golden State Warriors Stephen Curry, LeBron James es el mejor
jugador de basquetbol del mundo y también el compañero de equipo más valioso.
Algunos responderán adecuadamente
que coronar a James ‘Rey’ es afirmar lo que es deslumbrantemente obvio. Es
correcto. James es más grande que el basquetbol. La historia LeBron James se
extiende mucho más allá de los deportes, hacia el tipo de política global que a
menudo hace la diferencia entre la guerra y la paz.
En esta columna se sostiene con
gran regularidad que el deporte y la cultura son fuentes de información sobre
economía y política. Lo son. La historia de vida de LeBron James podría
explicar fácilmente cómo equilibrar correctamente los cuatro elementos básicos
(impuestos, regulación, comercio y política monetaria) para lograr el
crecimiento económico, pero para los efectos de esta pieza su grandeza será
usada para abordar las maravillas de la prosperidad generada por el libre el
comercio.
Y no es poca cosa. Como se ha
dicho, si los bienes no pueden cruzar las fronteras eventualmente terminarán
haciéndolo los ejércitos. El libre comercio es la única política exterior sin
costo en el mundo, principalmente porque maximiza la posibilidad de que las
guerras que involucran violencia no ocurran en primer lugar. Cuando los países
tienen un interés enraizado en la prosperidad de otros países, y eso es lo que supone
el libre comercio, las guerras son menos probables. El éxito de LeBron James
como jugador de basquetbol es una metáfora digna de las maravillas de
intercambio sin trabas entre los individuos sin tener en cuenta las fronteras
del país.
Ése es el caso porque aunque
James es de nuevo el mejor jugador de basquetbol del mundo, también es bien
sabido que él podría ser un muy buen ala cerrada de la NFL si así lo quisiera.
Que James no persiga un contrato de la NFL es algo muy inteligente, y habla de
la característica más animadora del libre comercio: la ventaja comparativa.
Aunque James tiene un talento del
calibre de la NFL, si hubiera seguido ese camino estos últimos cinco años es
algo seguro no habría tenido cinco apariciones en las finales de la NBA, quizá
no habría tenido ni una sola. La NBA es demasiado competitiva y los jugadores
demasiado talentosos como para que James pudiera enfocar sus energías en otro
deporte entre temporadas. Obviando la potenciales lesiones que el juego de
futbol americano implica, la verdad es que la grandeza de James en la es algo
que consume el año completo. No sería el jugador que es ni podría liderar las
ganancias anuales de con ingresos por 72 millones de dólares (su sueldo de la
NBA más patrocinios) si dividiera su tiempo entre los dos deportes.
El enfoque de James en lo que más
anima sus talentos individuales revela claramente las maravillas de libre
comercio para el resto de nosotros. Aunque sin duda podría ganarse la vida
jugando futbol americano, se lo deja a otros. Así, aunque es posible que James
sea bueno con un martillo y sierra, que tenga mano para la jardinería y que sea
un experto con una máquina de coser, es seguro que “importe” todo lo que
consume, viste y usa.
Al igual que el resto de
nosotros, lo que James suministra al mercado constituye su demanda. Así, aunque
podría jugar una vez más en la NFL, y podría ser bueno cultivando y preparando
alimentos, “importa” casi todo lo que consume para poder enfocar sus energías
en la actividad que maximiza su superioridad con respecto a los demás: el
basquetbol. El sueldo anual de James, y como tal su demanda, es lo
suficientemente grande como para que se concentre primero en lo que maximiza su
capacidad de suministrar.
Nosotros los mortales no somos
diferentes. Como individuos somos todos “subcontratistas”, expertos y, por
extensión, todos somos librecambistas. La mayoría de nosotros no corta su
propio cabello, cultiva sus alimentos ni tampoco fabrica su propia ropa. La
“importamos” de los productores locales y globales al tiempo que enfocamos
nuestro esfuerzo individual hacia lo que maximiza nuestros talentos
individuales. Eso que hacemos maximiza nuestra propia capacidad de suministrar
para que podamos demandar.
Gracias al libre comercio,
tenemos no sólo al talento local, sino al global, sirviendo a nuestras
necesidades. Eso que hacemos no sólo aumenta el valor de cambio de nuestro
trabajo, sino que también hace que sea más probable que seamos capaces de
perseguir la carrera que mejor se adapte a nuestros talentos individuales. Sin
la capacidad de comerciar libremente tendríamos que concentrar nuestros
esfuerzos en lo que seríamos comparativamente no tan buenos, todo ello en
detrimento de nuestra productividad general. Dicho más simplemente, si no
estuviéramos persiguiendo lo que más aumenta nuestra desigualdad relativa
frente a los demás seríamos menos productivos y en consecuencia ganaríamos
menos. LeBron James ganaría menos también si jugara futbol americano.
Así, con la llegada de las
finales de la NBA, quitémonos el sombrero frente al gran King James. Lo que ha
logrado en la cancha es sustancial, pero su significado va mucho más allá de la
duela. El éxito de James es un monumento al libre comercio de bienes que, de
ser permitido por los políticos del mundo, no sólo conduciría a inmensos
aumentos en la productividad humana individual, sino que también haría del
siglo XXI uno mucho más pacífico.
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