viernes, 10 de abril de 2015

américas

La cumbre y las américas que vienen


INFOnews - ‎viernes‎, ‎10‎ de ‎abril‎ de ‎2015
Si bien no hay que esperar grandes resoluciones ni consensos sobre futuras líneas de acción conjuntas, la VII Cumbre de las Américas que arranca hoy en Panamá aportará una foto actual del mapa político en el continente y marcará un pasito más en el retroceso que viene padeciendo la Casa Blanca desde la cumbre de 2005 en Mar del Plata (recordada por el entierro al ALCA) en cuanto a su tutelaje sobre la América situada al sur del Río Bravo.

Es cierto, la postal que quedará en los manuales de historia será la del encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama. El aclamado debut de Cuba y la presencia en una misma mesa de un presidente de la isla y uno estadounidense tras casi 60 años –en medio del restablecimiento de relaciones– será una imagen con tanto peso simbólico que copará todas las tapas, pantallas y redes sociales. Y seguramente le sume puntos al norteamericano.

Pero en el plano discursivo y de posicionamientos políticos, el evento estará atravesado por la catarata de reproches que recibirá Obama gracias a su última –agresiva, torpe e injerencista– jugada de declarar a Venezuela "una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos". Algunos por fuerte convicción, otros por tener al menos dos dedos de frente, serán muchos los jefes y jefas de Estado que se pronuncien en defensa de la soberanía venezolana. También es la principal bandera que están levantando los miles de delegados de las organizaciones populares de la región en la paralela Cumbre de los Pueblos.

Si en su primera cumbre en 2009 Obama debió bancarse a Hugo Chávez regalándole un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, y en la anterior en Cartagena (2012) enfrentó un repudio generalizado por la exclusión de Cuba, la saga se completará ahora con el contundente rechazo colectivo por su escalada contra Venezuela, lo que será el correlato de los pronunciamientos del Alba, Unasur, Celac, Mnoal y G77+China.

La secuencia será todo un síntoma de la etapa que atraviesa Latinoamérica, cada vez más alejada del Consenso de Washington y cada más entrelazada con las potencias emergentes Rusia y China, reflejo de un mundo que camina hacia la multipolaridad. Si en los '90 los mandatarios de EE UU eran las estrellas de estos eventos, hoy Obama es un invitado incómodo con pocos soldados leales. También aportará pimienta a la cumbre el clamor que, una vez más, exponga Evo Morales sobre su principal cruzada en política exterior: la demanda marítima a Chile por la salida al Pacífico de Bolivia.

Otro espacio que generó controversia es el denominado "Foro de la sociedad civil", inundado por una multitud de lobbystas de la ultraderecha latinoamericana –financiados desde Washington– que llegaron para embarrar la cancha y alimentar las constantes campañas desestabilizadoras contra Cuba y Venezuela.


Ese es el único escenario que le hará contrapeso a la cumbre presidencial y a la contracumbre, donde los paladines del Norte tendrán que lidiar con un nuevo marco en el continente. Es que el vínculo entre las dos Américas es bien distinto al que pensó Bill Clinton cuando le dio forma a la primera cumbre en 1994 para alinear a sus súbditos. Veinte años después, el patio trasero se transforma y aparece un poco menos lejos del horizonte que soñó Simón Bolívar.

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