Ató a sus muchachos con un hilo de esperanza…
Forbes - diciembre de 2014
Sí, la poesía sigue siendo inteligencia y
conciencia crítica…. O al menos ésa es la idea general que varios de los poetas
reunidos en Zacatecas tienen del género.
I.
De pronto se hizo un silencio en el pequeño patio
en el que estábamos reunidos.
Luego, todo sucedió al mismo tiempo: alguien
exhaló profundamente.
Otro más movía la cabeza de arriba a abajo,
como gesto de aprobación.
Una señora se llevó sus manos a la boca, como
sorprendida.
Alguien más se secaba una lágrima con un dedo.
Algunos se removían en su silla.
Cuando el vate colombiano Horacio Benavides
terminó de recitar uno de sus poemas, por un momento varios de los que
estábamos ahí no supimos qué hacer.
No sé quien empezó, pero alguien comenzó a
aplaudir.
Todos aplaudimos, quizás aliviados de romper el
silencio que, aunque brevísimo, parecía que duraba una eternidad.
El poema merecía el aplauso, también las
lágrimas y el silencio.
Decía así:
—¿Qué hace ese hombre sentado
día y
noche en el parque?
—Espera a sus hijos,
piensa
que en cualquier momento
pueden
regresar
—¿Y desde cuándo espera?
—Desde que se los llevaron
Se va y
vuelve el invierno
y él
sigue ahí
El
tiempo lo ha ido borrando,
lo que
usted ve es su alma
—¿Y sus hijos volverán?
—Nadie ha regresado,
pero él
ha atado a sus muchachos
con un
hilo de esperanza.
II.
Aunque el poema parece dedicado (pensado)
(escrito) para los 43 normalistas de Ayotzinapa que están desaparecidos, éste
más bien tiene que ver con una realidad que alguna vez Colombia vivió. Pero ése
es el poder que tiene la poesía: lo particular lo hace universal. Y en esa
condición, mueve fibras sensoriales. Sí, sigue siendo inteligencia y conciencia
crítica, la poesía; también una ayuda para el conocimiento del mundo y la
reflexión. O al menos ésa es la idea general que varios de los poetas aquí
reunidos en Zacatecas tienen del género.
III.
Perdón, creo que no lo he dicho. El pasado
miércoles 3 de diciembre comenzó aquí, en Zacatecas —desde donde escribo estas
líneas—, el encuentro poético más longevo en esta ciudad, y que honra y lleva
por título el nombre del poeta más importante del estado, y que es también uno
de los más importantes de nuestro país: sí, estamos hablando del Festival Internacional
de Poesía Ramón López Velarde.
En ésta, su edición 32, el bretoniano José de
Jesús Sampedro (vate) (amigo) (anfitrión) (organizador) ha reunido a una
treintena de poetas de diversas generaciones, de diferentes familias poéticas,
y de todo tipo y condición. Han llegado —provenientes de los cuatro puntos
cardinales de México, pero también de otras latitudes y territorios— para leer,
recitar, convivir, dialogar, reflexionar, en torno de la poesía, en torno de la
realidad, en torno de la vida misma.
IV.
¿Que los poetas viven en una burbuja desde
donde miran la realidad y la vida? Me temo que eso es falso. Desde el primer
día, desde la primera mesa de lectura, desde las primeras palabras poéticas
aquí pronunciadas, se ha hecho evocación a nuestra realidad como país.
Ayotzinapa no se olvida, ha dicho uno de los poetas. Una poetisa ha pronunciado
que nos faltan 43.
De hecho, varias de las lecturas, varios de los
poemas aquí recitados, han llevado entre sus líneas la oscuridad del ser
humano. La bestialidad de la que es capaz la humanidad.
Dylan Brennan, un irlandés muy agradable que
vive en Cholula desde hace un par de años, fue uno de los que conmovió con su
lectura.
Aquí un fragmento:
Sobre la base sedimentaria
del Río
Grande o Río Bravo
(dependiendo de la dirección
de
aproximación) su cadáver
fue
encontrado. Probablemente
apestaba. Probablemente
era
morado e hinchado.
Definitivamente
estuvo
encadenado.
Mientras arrastraron la cosa
que
antes era él a la superficie centelleante
líquidos
sucios
que
habían remojado
sus
blancos calcetines de algodón
debieron
derramarse
de sus
tenis a través de los ojales
de
agujetas y de sus fosas nasales
y
bolsillos dejando tarjetas
de
presentaciones o, más probable,
restos
de papel con nombres
y
números garabateados,
ilegibles e inútiles.
De Brownsville a Matamoros
habían
cruzado a visitar a sus padres.
Había
señas de tortura.
Había
rentado un coche.
V.
Mejor admitir el fracaso desde el principio:
imposible aquí resumir la exhibición de humanidad y sensibilidad de los poetas
durante estos tres días que llevamos del festival (que, por cierto, concluye
este 6 de diciembre). Unos en mayor medida, otros en menor, el resultado ha
sido siempre el mismo: giros, matices, onomatopeyas, explosiones. Estoy
convencido que don Ramón López Velarde debe estar sonriendo —desde algún rincón
de este cielo azulado—, contemplando su ciudad tomada por poetas.
Estoy convencido, de igual forma, que José de
Jesús Sampedro ha logrado lo que parecía imposible: desmontar la idea de que la
poesía es para gente rara. Porque la poesía interesa a más gente de lo que
parece; lo que no le quita que, quizá, sea el único género que tenga más
lectores que compradores.
VI.
“Si la poesía tuviera una utilidad, ésta sería
un recordatorio de quienes somos”, me dice el poeta mexicano Javier Taboada.
Luego, añade: “La poesía puede ayudarnos a
encontrar un camino para el que la humanidad no encuentra rumbo. Cuando todo
fracasa, como en este mundo que hoy vivimos del neoliberalismo, sólo queda
buscar en lo más profundo, en lo más hondo, algún tipo de verdad o de
verosimilitud, y para eso está la poesía.”
Así que, sí, la poesía nos puede servir para
alumbrar un poco esta oscuridad. En especial, esta oscuridad a la que ha
entrado nuestro país.
Porque ella, la poesía, es la voz de la
sociedad, me comenta —en otro momento— la española Lola Martínez. “La poesía es
reflejo de lo que el poeta vive, así que no es necesario que sea una poesía
social. Si la sociedad está viviendo una situación como la actual, la poesía lo
tiene que reflejar. Es fundamental.”
De origen uruguayo, aunque ya naturalizado
mexicano, Víctor Sosa también ve en la poesía una antorcha. “Adorno ya se lo
preguntaba: después de Auschwitz, ¿es posible la poesía? Él mismo respondía que
no. Yo diría que todo lo contrario: después de Auschwitz, es más necesaria la
poesía. Ya vimos que la humanidad es capaz de Auschwitz, aunque también es capaz
de la Divinacomedia. Creo que no nos puede eclipsar la maldad, el odio, la
barbarie que ahora estamos viviendo en México.”
Va más lejos: “Debemos pensar a la poesía mucho
más allá de la hoja de papel; creo que debemos pensarla como una expresión
performática, por decirlo de una manera. Es decir, se está haciendo poesía
cuando se está marchando, cuando se está creando consignas originales contra la
barbarie, o contra un mal gobierno e indiferente. Creo que el acto poético va
más allá del poema. El poema adquiere, se corporeíza en movimientos sociales,
en reacciones espontáneas, en actitudes de indignación. Ahí está la poesía.”
Para el poeta nicaragüense Nicasio Urbina, no
hay más: “La poesía siempre ha sido una antorcha, siempre ha sido una guía. Es
una expresión humana, visceral. Creo que en los momentos de mayor caos, y de
mayor incertidumbre, la poesía es la que mejor nos puede guiar.”
VII.
Por supuesto, el festival ha sido también una
fiesta. De la palabra. Del espíritu. Y de la vida. A ritmo de tambora y
jarritos de mezcal (que, lo juro, milagrosamente nunca se vaciaban), el jueves
pasado el vate José de Jesús Sampedro organizó la tradicional “callejoneada”.
Entre los invitados estaba el homenajeado de
esta edición: Luis Miguel Aguilar, poeta, traductor, ensayista.
Y, claro, los poetas le han cantado asimismo a
los placeres mundanos, al amor, a la vejez, al erotismo, a la cachondería.
El vate, narrador, cronista y ensayista Arturo
Trejo Villafuerte fue uno de ellos; su poema “La luz del mundo” es toda una
declaración de intenciones.
Escuchémoslo:
Ven mi amor y humedezcamos las sábanas
con el
agua bendita de nuestra pasión
Que el sudor del deseo lubrique nuestros actos
y que
llegue a buen término el acto de amar
Ven amor
y entrégate completa para darme
lo mejor
que espero de la vida
Eres la
numinosidad que guía mis pasos
después
de pasar por la dicha oscura de mi alma
Ven amor
y ofréceme tu cuerpo vivo: tus pechos y tus rosados pezones
para que
me colme de tibieza inusitada
Si el
deseo nos conduce por esta vía
no
podemos decirle que no
Si los
dioses crearon la fuerza del destino llamada vida para que nos encontráramos
no podemos
decir que no
La
naturaleza sabe lo que hace
por eso
cuando el esmegma se derrama entre tus piernas
siento
mi deber cumplido
Eres la
luz del mundo
esa es
mi religión
y yo soy
sólo un miembro activo de la fe
Ven amor
y dame los besos más locos y tiernos de tu vida
que para
eso vine al mundo: para cumplir tus más íntimos deseos.
VIII.
En Zacatecas el clima, su geografía, su
arquitectura, la cordialidad de la gente, la belleza de las mujeres, son
incomparables.
Sobre todo eso. La belleza de las mujeres corta
el aliento. Se lo aseguro.
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