Espías y sospechas en el impredecible oeste de
China
BBC Mundo - diciembre de 2014
Esta es una historia sobre el salvaje oeste de
China, un lugar con sus propias reglas.
Nuestro conductor y guía local se llama Army,
que en inglés significa ejército.
Muchos de los que nacieron en la era de Mao
tienen nombres marciales, patrióticos o ideológicos, y supongo que Army es tan
bueno como otro cualquiera.
Nos encontramos a miles de pies de altura, en
un vuelo sobre Kashgar.
Kashgar es la línea del frente de una batalla
que involucra a 10 millones de la minoría musulmana de los uigures.
Esta es la última de las ciudades oasis de la
antigua ruta de la seda y está más cerca de Bagdad, la capital Irak, que de la
capital de China.
De Pekín está a unos 2.000 kilómetros, la mayor
parte desierto y montaña y es necesario tomar dos vuelos para llegar a ella.
Nuestro vuelo se ha atrasado debido a la nieve
que cayó durante la noche.
La temperatura, de 14 grados bajo cero, hizo
que se helara la carretera.
Frente de batalla contra el extremismo
Pero un invierno implacable es sólo uno de los
retos de Kashgar, el más antiguo de ellos.
Para no ofender a los locales, recomiendan los
guías, hay que comer lo que te ofrecen.
La ciudad es también la línea del frente de una
batalla que involucra a 10 millones de uigures, miembros de la minoría
musulmana.
Y se nota desde el mismo momento en el que
sales del aeropuerto.
Los soldados vestidos de caqui y armados con
sofisticadas bayonetas miran a través de nosotros, los extranjeros y también a
través de los pasajeros chinos de la etnia han, mayoritaria en el país, y de
las mujeres uigures con chales y abrigos de piel.
Y fijan su mirada en los jóvenes uigures, a
quienes detienen y registran.
Vuelta 30 años después
Ponemos nuestras maletas en el vehículo 4x4 del
ejército, nuestro guía nos da un pan plano del tamaño de un plato, y partimos.
En los años 70, la comunidad han y los uigures
aún convivían de manera pacífica.
En el camino Army nos advierte que, aunque todo
el mundo aquí trabaja con el horario de Kashgar, dos horas menos que en el
resto de China, será mejor que nosotros sigamos con la hora de Pekín para no
confundirnos.
"Y coman el pan", recomienda, u
ofenderemos a los locales.
En el camino, Army explica que creció aquí
entre 1960 y 1970, antes de que empezaran los problemas entre los chinos han y
las comunidades uigures.
Él es de la étnia han, pero fue a la escuela
con uigures y aún tiene amigos de aquella época.
"Y como en todas las comunidades, hay
gente buena y gente mala", señala, encogiendo los hombros.
A ambos lados de la carretera se ven casas de
adobe, campos vacíos y un cuervo solitario en un cable.
Y como si saliera directamente de un cuento de
hadas, vemos a ancianos encorvados con largas barbas y altos sombreros en
carros tirados por burros.
Estuve antes aquí.
Pero fue hace 30 años, antes de que comenzara
el conflicto, cuando era una despreocupada profesora recién salida de la
universidad.
Violencia
Ahora que vuelvo como periodista, me siento
nerviosa.
Además, no hablo uigur, sólo chino.
Me da miedo hacer preguntas que vayan a poner a
la gente en peligro.
En Xinjiang, puedes acabar en la cárcel por
decir tu opinión.
Y también me da miedo no hacerlas, y volver sin
tener la menor idea de lo que está ocurriendo.
Army advierte de que hay un puesto de control
de la policía más adelante.
Hace tan solo dos días, 15 personas murieron en
un ataque y como consecuencia las medidas de seguridad se han vuelto más
estrictas.
No le voy a preguntar a Army sobre lo que
piensa de la violencia en Xinjiang.
Puedes ir a la cárcel por tener tu propio punto
de vista.
Incluso peor, por criticar las políticas del
gobierno.
El teléfono de nuestro guía sigue sonando.
Estoy a punto de mencionarle que sería mejor
conducir con las dos manos sobre el volante cuando llegamos al puesto de
control.
Los agentes están revisando los papeles de un
coche lleno de uigures.
Nos situamos detrás del auto y un policía con
gesto impasible nos hace salir a todos del vehículo.
Regreso a Kashgar
Nos llevan a un búnker de hormigón donde
guardan escudos antidisturbios, porras y cascos alineados contra la pared.
Una docena de policías nos preguntan si somos
periodistas y hacia dónde vamos.
La respuesta a la primera pregunta es que sí,
pero preferimos no decirles a dónde vamos, porque eso disminuiría aún más las
opciones de llegar allí.
La corresponsal de la BBC comprobó que los
periodistas no son bienvenidos en la zona.
Así que necesitamos una historia coherente que
nos cubra.
Army llega al rescate, ofreciendo un relato
verosímil sobre los lugares que queremos filmar.
Un cuento suficientemente creíble para
conseguir que nos devuelvan los documentos, pero no para que pasemos el puesto
de control.
Y es que los periodistas extranjeros puede que
no sean una amenaza terrorista, pero pueden ser un peligro para la versión
oficial de los hechos.
Así que damos media vuelta y continuamos en la
dirección en la que hemos venido, mientras Army murmura que muy mal tienen que
estar las cosas para que el jefe de policía esté en el puesto de control un
domingo por la tarde.
Quién sabe lo que ocurre en realidad,
reflexiona.
Pero hacer preguntas no te lleva a ninguna
parte y pensar demasiado no tiene sentido.
Observo que en nuestro primer encuentro con la
policía, nuestro guía ha demostrado una mayor competencia que cualquier otra
persona en el equipo.
Nuestro productor chino, de la etnia han,
sugiere que es porque Army fue policía.
Y emana la autoridad y la calma de un oficial
que lo ha visto todo.
De regreso en Kashgar y a falta de un plan
mejor, decidimos comer.
Los espías están "en cualquier parte"
Army pide cordero asado, yogur, arroz con pasas
y té dulce, y discutimos nuestro siguiente movimiento.
El guía se toma en serio la misión. Sopesa los
riesgos tanto como nosotros y dice que si no conseguimos lo que hemos venido a
buscar se sentirá avergonzado de tomar nuestro dinero.
El imán de la mayor mezquita de China fue
apuñalado recientemente cuando salía de sus oraciones matutinas.
Y después vamos a callejear, comenzando por el
mercado nocturno.
El humo se eleva sobre las barbacoas de carbón
y el vapor sale de los tanques de arroz hervido.
Los vendedores ambulantes ofrecen yogur agrio.
Army advierte que los espías están en cualquier
parte.
Y yo sé lo suficiente como para no hacer
preguntas incómodas en público.
Así que busco a gente que pueda conversar en
mandarín y hablamos de comida y de sombreros.
No se menciona el hecho de que hace poco
apuñalaron al imán de la mayor mezquita de China cuando salía de sus oraciones
matutinas.
Ni se habla de la presencia de la policía
antidisturbios y de perros rastreadores en los principales cruces.
Lealtad y traición, ideales extranjeros
Justo sobre la avenida de la Liberación, bajo
la sonrisa del presidente Mao, la plaza del pueblo se llena de vehículos
blindados.
Aquí, la gente crece jugando a varias bandas
para sobrevivir.
Nuestro hotel está justo al lado y tiene
escáneres de bolsas y porteros vestidos con chalecos antibalas.
Policías armados entran y salen para usar el
lavabo. Un oficial viene a hacernos una visita de última hora en la noche. No
está de nuestro lado.
Army desaparece, no sin antes de darnos
consejos sobre las mejores posiciones para filmar algo como esto. Estamos
acostumbrándonos a pensar que está de nuestro lado.
Pero el problema es que no lo está. En realidad
es un buen espía, como descubrimos al día siguiente.
¿Cómo lo supimos? Es una larga historia que
implica a la policía revelando información sobre nosotros que sólo Army le
podía haber dicho. Nuestro productor chino se sintió traicionado y le mandó a
empacar.
Pero yo no estaba tan enfadada con él. Este es
un lugar donde la gente crece jugando a varias bandas para sobrevivir.
El ideal extranjero de la lealtad y traición
son sólo eso, algo extranjero.
En el país escasean desesperadamente chinos han
que hablen uigur y tengan amigos de esa etnia.
"El estado aplastará a quienes
resistan"
Army es útil para el estado y el régimen de
noticias que hablan de penas de muerte y largas penas de prisión deja meridianamente
claro que el estado aplastará a los que se resistan.
Así que si eres Army y tienes que jugar un
doble juego con alguien, vas a elegir a la BBC porque no te va a meter en la
cárcel por la ofensa.
Pero la experiencia me deja triste y
desorientada, forzada a rebobinar y a volver a vivir cada momento haciendo
asunciones diferentes.
Entonces, ¿quién es espía y quién no?
¿Tal vez todo esto son hechos? Pensamos que
estabamos protegiendo a Army de demasiada información sobre el lugar al que
íbamos pero siempre supo más que nosotros.
La mujer que pensé que era la novia al teléfono
era un policía. Y Army estaba reportando todos nuestros planes cada vez que
tenía oportunidad.
Así que todos los agentes en los controles
policiales estaban esperándonos.
Contratamos otro conductor. Y parecía saber más
de nosotros de lo que le habíamos dicho. Nos volvió a parar la policía. No
llegamos a nuestro destino.
Pero si la vida es el viaje y no la meta,
también lo es el periodismo. Nuestro viaje en Xinjiang dio frutos de otras
maneras.
Tuve muchas conversaciones con uigures y chinos
han que iluminaron mi entendimiento de los desafíos de cada lado.
Nuestro nuevo conductor es un peligro para los
que están dentro y fuera del vehículo.
Es más, se pierde en el trayecto al aeropuerto
de Kashgar, así que no alcanzamos a tomar el vuelo de regreso a Pekín.
Al menos Army era competente incluso aunque
trabajara para el otro bando.
Algún día voy a volver a Kashgar y pedirle que
me cuente algunas historias reales. Lo malo es que nunca voy a saber cuáles
creer.
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