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lunes, 8 de diciembre de 2014

Espías

Espías y sospechas en el impredecible oeste de China


BBC Mundo - ‎ ‎diciembre‎ de ‎2014
Esta es una historia sobre el salvaje oeste de China, un lugar con sus propias reglas.

Nuestro conductor y guía local se llama Army, que en inglés significa ejército.

Muchos de los que nacieron en la era de Mao tienen nombres marciales, patrióticos o ideológicos, y supongo que Army es tan bueno como otro cualquiera.

Nos encontramos a miles de pies de altura, en un vuelo sobre Kashgar.
Kashgar es la línea del frente de una batalla que involucra a 10 millones de la minoría musulmana de los uigures.
Esta es la última de las ciudades oasis de la antigua ruta de la seda y está más cerca de Bagdad, la capital Irak, que de la capital de China.

De Pekín está a unos 2.000 kilómetros, la mayor parte desierto y montaña y es necesario tomar dos vuelos para llegar a ella.

Nuestro vuelo se ha atrasado debido a la nieve que cayó durante la noche.

La temperatura, de 14 grados bajo cero, hizo que se helara la carretera.

Frente de batalla contra el extremismo

Pero un invierno implacable es sólo uno de los retos de Kashgar, el más antiguo de ellos.
Para no ofender a los locales, recomiendan los guías, hay que comer lo que te ofrecen.
La ciudad es también la línea del frente de una batalla que involucra a 10 millones de uigures, miembros de la minoría musulmana.

Y se nota desde el mismo momento en el que sales del aeropuerto.

Los soldados vestidos de caqui y armados con sofisticadas bayonetas miran a través de nosotros, los extranjeros y también a través de los pasajeros chinos de la etnia han, mayoritaria en el país, y de las mujeres uigures con chales y abrigos de piel.

Y fijan su mirada en los jóvenes uigures, a quienes detienen y registran.

Vuelta 30 años después

Ponemos nuestras maletas en el vehículo 4x4 del ejército, nuestro guía nos da un pan plano del tamaño de un plato, y partimos.
En los años 70, la comunidad han y los uigures aún convivían de manera pacífica.
En el camino Army nos advierte que, aunque todo el mundo aquí trabaja con el horario de Kashgar, dos horas menos que en el resto de China, será mejor que nosotros sigamos con la hora de Pekín para no confundirnos.

"Y coman el pan", recomienda, u ofenderemos a los locales.

En el camino, Army explica que creció aquí entre 1960 y 1970, antes de que empezaran los problemas entre los chinos han y las comunidades uigures.

Él es de la étnia han, pero fue a la escuela con uigures y aún tiene amigos de aquella época.

"Y como en todas las comunidades, hay gente buena y gente mala", señala, encogiendo los hombros.

A ambos lados de la carretera se ven casas de adobe, campos vacíos y un cuervo solitario en un cable.

Y como si saliera directamente de un cuento de hadas, vemos a ancianos encorvados con largas barbas y altos sombreros en carros tirados por burros.

Estuve antes aquí.

Pero fue hace 30 años, antes de que comenzara el conflicto, cuando era una despreocupada profesora recién salida de la universidad.

Violencia

Ahora que vuelvo como periodista, me siento nerviosa.

Además, no hablo uigur, sólo chino.

Me da miedo hacer preguntas que vayan a poner a la gente en peligro.
En Xinjiang, puedes acabar en la cárcel por decir tu opinión.
Y también me da miedo no hacerlas, y volver sin tener la menor idea de lo que está ocurriendo.

Army advierte de que hay un puesto de control de la policía más adelante.

Hace tan solo dos días, 15 personas murieron en un ataque y como consecuencia las medidas de seguridad se han vuelto más estrictas.

No le voy a preguntar a Army sobre lo que piensa de la violencia en Xinjiang.

Puedes ir a la cárcel por tener tu propio punto de vista.

Incluso peor, por criticar las políticas del gobierno.

El teléfono de nuestro guía sigue sonando.

Estoy a punto de mencionarle que sería mejor conducir con las dos manos sobre el volante cuando llegamos al puesto de control.

Los agentes están revisando los papeles de un coche lleno de uigures.

Nos situamos detrás del auto y un policía con gesto impasible nos hace salir a todos del vehículo.

Regreso a Kashgar

Nos llevan a un búnker de hormigón donde guardan escudos antidisturbios, porras y cascos alineados contra la pared.

Una docena de policías nos preguntan si somos periodistas y hacia dónde vamos.

La respuesta a la primera pregunta es que sí, pero preferimos no decirles a dónde vamos, porque eso disminuiría aún más las opciones de llegar allí.
La corresponsal de la BBC comprobó que los periodistas no son bienvenidos en la zona.
Así que necesitamos una historia coherente que nos cubra.

Army llega al rescate, ofreciendo un relato verosímil sobre los lugares que queremos filmar.

Un cuento suficientemente creíble para conseguir que nos devuelvan los documentos, pero no para que pasemos el puesto de control.

Y es que los periodistas extranjeros puede que no sean una amenaza terrorista, pero pueden ser un peligro para la versión oficial de los hechos.

Así que damos media vuelta y continuamos en la dirección en la que hemos venido, mientras Army murmura que muy mal tienen que estar las cosas para que el jefe de policía esté en el puesto de control un domingo por la tarde.

Quién sabe lo que ocurre en realidad, reflexiona.

Pero hacer preguntas no te lleva a ninguna parte y pensar demasiado no tiene sentido.

Observo que en nuestro primer encuentro con la policía, nuestro guía ha demostrado una mayor competencia que cualquier otra persona en el equipo.

Nuestro productor chino, de la etnia han, sugiere que es porque Army fue policía.

Y emana la autoridad y la calma de un oficial que lo ha visto todo.

De regreso en Kashgar y a falta de un plan mejor, decidimos comer.

Los espías están "en cualquier parte"

Army pide cordero asado, yogur, arroz con pasas y té dulce, y discutimos nuestro siguiente movimiento.

El guía se toma en serio la misión. Sopesa los riesgos tanto como nosotros y dice que si no conseguimos lo que hemos venido a buscar se sentirá avergonzado de tomar nuestro dinero.
El imán de la mayor mezquita de China fue apuñalado recientemente cuando salía de sus oraciones matutinas.
Y después vamos a callejear, comenzando por el mercado nocturno.

El humo se eleva sobre las barbacoas de carbón y el vapor sale de los tanques de arroz hervido.

Los vendedores ambulantes ofrecen yogur agrio.

Army advierte que los espías están en cualquier parte.

Y yo sé lo suficiente como para no hacer preguntas incómodas en público.

Así que busco a gente que pueda conversar en mandarín y hablamos de comida y de sombreros.

No se menciona el hecho de que hace poco apuñalaron al imán de la mayor mezquita de China cuando salía de sus oraciones matutinas.

Ni se habla de la presencia de la policía antidisturbios y de perros rastreadores en los principales cruces.

Lealtad y traición, ideales extranjeros

Justo sobre la avenida de la Liberación, bajo la sonrisa del presidente Mao, la plaza del pueblo se llena de vehículos blindados.
Aquí, la gente crece jugando a varias bandas para sobrevivir.
Nuestro hotel está justo al lado y tiene escáneres de bolsas y porteros vestidos con chalecos antibalas.

Policías armados entran y salen para usar el lavabo. Un oficial viene a hacernos una visita de última hora en la noche. No está de nuestro lado.

Army desaparece, no sin antes de darnos consejos sobre las mejores posiciones para filmar algo como esto. Estamos acostumbrándonos a pensar que está de nuestro lado.

Pero el problema es que no lo está. En realidad es un buen espía, como descubrimos al día siguiente.

¿Cómo lo supimos? Es una larga historia que implica a la policía revelando información sobre nosotros que sólo Army le podía haber dicho. Nuestro productor chino se sintió traicionado y le mandó a empacar.

Pero yo no estaba tan enfadada con él. Este es un lugar donde la gente crece jugando a varias bandas para sobrevivir.

El ideal extranjero de la lealtad y traición son sólo eso, algo extranjero.

En el país escasean desesperadamente chinos han que hablen uigur y tengan amigos de esa etnia.

"El estado aplastará a quienes resistan"

Army es útil para el estado y el régimen de noticias que hablan de penas de muerte y largas penas de prisión deja meridianamente claro que el estado aplastará a los que se resistan.

Así que si eres Army y tienes que jugar un doble juego con alguien, vas a elegir a la BBC porque no te va a meter en la cárcel por la ofensa.

Pero la experiencia me deja triste y desorientada, forzada a rebobinar y a volver a vivir cada momento haciendo asunciones diferentes.
Entonces, ¿quién es espía y quién no?
¿Tal vez todo esto son hechos? Pensamos que estabamos protegiendo a Army de demasiada información sobre el lugar al que íbamos pero siempre supo más que nosotros.

La mujer que pensé que era la novia al teléfono era un policía. Y Army estaba reportando todos nuestros planes cada vez que tenía oportunidad.

Así que todos los agentes en los controles policiales estaban esperándonos.

Contratamos otro conductor. Y parecía saber más de nosotros de lo que le habíamos dicho. Nos volvió a parar la policía. No llegamos a nuestro destino.

Pero si la vida es el viaje y no la meta, también lo es el periodismo. Nuestro viaje en Xinjiang dio frutos de otras maneras.

Tuve muchas conversaciones con uigures y chinos han que iluminaron mi entendimiento de los desafíos de cada lado.

Nuestro nuevo conductor es un peligro para los que están dentro y fuera del vehículo.

Es más, se pierde en el trayecto al aeropuerto de Kashgar, así que no alcanzamos a tomar el vuelo de regreso a Pekín.

Al menos Army era competente incluso aunque trabajara para el otro bando.


Algún día voy a volver a Kashgar y pedirle que me cuente algunas historias reales. Lo malo es que nunca voy a saber cuáles creer.

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