Nueva era Mercados emergentes pierden atractivo
como opción de inversión
El Cronista Comercial - diciembre de 2014
¿Coincidirán
en 2015 los inversores con Napoleón cuando sostuvo que ‘la prudencia es más
peligrosa que la audacia‘? En un universo financiero en el que pesa mucho el
nivel de tolerancia al riesgo de cada uno, las perspectivas para el año próximo
respecto de los mercados emergentes llamarían a ser más prudentes que audaces.
Y sin embargo, como bien saben los analistas e
inversores de todo el mundo, en muchos casos ser más audaz que la media da muy
buenos resultados. Sin ir más lejos, el índice Merval de la Bolsa de Buenos
Aires arrojó una ganancia del 130% en los tres primeros trimestres de 2014, la
mayor del mundo, dentro de un contexto doméstico de mucha incertidumbre (luego,
como confirmando a los más prudentes, desde principios de octubre hasta hoy
lleva perdido un 25%).
Si bien los mercados emergentes han sido los
destinos de inversión más atractivos de la última década, y principalmente a
partir del estallido de la burbuja especulativa subprime en 2008, hoy el
panorama luce bastante diferente de cara a 2015.
De hecho, desde el año 2011 que el índice MSCI
de acciones emergentes no logra superar al de acciones mundiales, toda una
señal de que el sentido del viento ha cambiado, por lo menos por un tiempo.
Sin ir más lejos, los resultados globales de
las acciones emergentes en 2014 han sido bastante decepcionantes para los
inversores, acostumbrados a obtener ganancias elevadas en estos mercados.
El índice que las reúne no supera el 3% este
año, siendo inferior al rendimiento de las acciones europeas y, sobre todo,
estadounidenses.
¿Qué pasó?
Hace rato que los inversores comprendieron que
el boom emergente se detuvo, debido en gran parte a su alta correlación con la
salud de la economía estadounidense.
Cuando estalló la crisis subprime, la política
monetaria ultra expansiva de la Reserva Federal hizo que las tasas de interés
se derrumbaran y que las alternativas de inversión en EE.UU. perdieran
atractivo.
De esta manera, la llegada de inversión
extranjera directa (IED) a las economías emergentes se volvió récord, atraída
por un contexto de saneamiento fiscal y de fuerte crecimiento en la mayoría de
estos países, gracias a un ciclo alcista de sus productos exportados
(principalmente commodities).
Pero a medida que la economía de EE.UU. se
recuperó, los flujos de IED que iban al mundo emergente en busca de mayor
rentabilidad cambiaron de dirección y comenzaron a retornar al principal
mercado financiero mundial.
En junio de 2013 se dio la señal oficial de que
las cosas comenzaban a cambiar (cuando la Fed advirtió que en el futuro próximo
iba a reducir su plan de estímulo monetario), algo que se produjo de manera
gradual. Por eso no debería sorprender que hoy les cueste mucho a los bancos
vender productos financieros emergentes a sus clientes.
"El dólar atrae los flujos de los
inversores que ven allí una protección, un refugio. Podemos pensar que los
inversores se preparan para repatriar los fondos de los emergentes hacia la
zona dólar, a partir del momento en que las tasas de interés vuelvan a subir en
Estados Unidos", indicó Igor de Maak, de DNCA Finance.
Hoy, a diferencia de unos años atrás, hay
bastante reticencia en colocar una parte tan importante de la cartera en
activos que no sean desarrollados (principalmente de EE.UU.), a pesar de que
las acciones emergentes estén bastante subvaluadas, según varios analistas.
Sin embargo, la realidad indica que los
inversores abandonan los mercados emergentes, más allá del potencial que
conserven.
Nadie pone en duda que hacia 2030 estas
economías van a representar el 60% del PIB mundial (hoy alcanzan el 40%) y que
el volumen total de la capitalización bursátil de sus acciones va a superar el
50% del total, cuando hoy representan el 30%. A pesar de ello, la brecha de
crecimiento entre los países emergentes y desarrollados se redujo (pasó de un
5% al 2,5% actual) y recientemente el FMI tuvo que revisar a la baja sus
perspectivas de crecimiento para estas economías.
Sólo la India se salva
Entre los principales destinos de inversión en
el mundo emergente (los conocidos BRIC), sólo la India parece estar salvándose
de la retirada de flujos de fondos.
China se desacelera desde hace algunos años,
mientras que Rusia y Brasil sufren por la caída en el precio de los commodities
y problemas internos como las sanciones internacionales por la crisis en
Ucrania o el escándalo de corrupción de Petrobras.
En cambio, los inversores creen que el nuevo
gobierno indio cuenta con el consenso interno suficiente para llevar adelante
un extenso plan de inversiones en infraestructuras que necesita el país y una
mayor protección para la IED. De hecho, la OCDE estima que en 2016 el
crecimiento del PIB indio va a alcanzar al chino.
En este contexto, la apreciación del dólar (por
las políticas monetarias contractivas de la Fed) también afecta a muchos
emergentes, principalmente asiáticos, varios de ellos con sus monedas atadas a
la cotización de la divisa estadounidense. Porque estos países tienen que
lidiar además con la depreciación del yen japonés, ya que su gobierno viene
aplicando una política monetaria ultra expansiva para mejorar la competitividad
de sus exportaciones. Todo esto hace que muchos inversores hoy prefieran no
seguir el consejo de Napoleón y pensarlo dos veces antes de invertir en el
mundo emergente.
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