EEUU no reduce la contaminación, la exporta
Associated Press - lunes, 8 de diciembre
de 2014
Los paneles solares brillan en cada cabaña de
esta atestada isla, una de las más grandes de un remoto archipiélago frente a
las costas de Panamá, pero estos pequeños emblemas de energía "verde"
no ofrecen esperanza alguna en la batalla contra el cambio climático.
Sí, ayudan a que la isla de Guna reduzca la
presencia de por sí minúscula de carbono.
Los residentes cocinan con gas limpio. Usan
pequeñas cantidades de combustible diésel en sus lanchas pesqueras y un
generador que ilumina las lámparas que cuelgan sobre los pisos de tierra al
anochecer. Tienen una de las selvas más impolutas de Panamá que limpian
naturalmente la atmósfera de dióxido de carbono.
Pero hay fuerzas más poderosas que amenazan con
expulsarlos de la isla, derivadas del hecho de que el resto del mundo no ha
sabido controlar sus emisiones de carbono.
La polución relacionada con el calentamiento
global sigue aumentando a pesar de que los dos principales contaminantes del
mundo se han comprometido a combatir el cambio climático. Estados Unidos dijo
que va a reducir significativamente sus emisiones y China aseguró que las
mismas dejarán de crecer en el 2030.
Es un camino peligroso que hace que Estados
Unidos exporte cantidades récord de combustibles sucios al tiempo que reduce la
contaminación responsable del calentamiento global en su territorio.
El carbono que contienen esas exportaciones
ayuda a Estados Unidos a cumplir sus objetivos, pero no ayuda necesariamente al
planeta.
Ello se debe a que Estados Unidos está enviando
más combustibles sucios que nunca a otras partes del mundo donde recién se
ponen en marcha los esfuerzos por combatir la contaminación. Si bien el combustible
exportado es más limpio que antes, en el caso del diésel, aproximadamente el
20% de las exportaciones son demasiado sucias como para ser quemadas aquí.
En el caso de Guna, a medida que aumenta el
carbono, también crecen las aguas del mar. Varias comunidades planean
trasladarse tierra adentro, escapándole a las inundaciones y las tormentas que
están azotando algunas islas y que han partido en dos otras.
"Nosotros conservamos, otros
consumen", declaró Guillermo Archibold, agrónomo y ex delegado ante el
congreso tribal de Guna.
Bajo el gobierno de Barack Obama, Estados
Unidos ha reducido su contaminación con carbono más que ninguna otra nación,
unos 475 millones de toneladas entre 2008 y 2013, de acuerdo con el
Departamento de Energía de ese país.
Menos de una quinta parte es consecuencia de
que se quema menos gasolina y diésel, mayormente en los automóviles, pero un
análisis de la Associated Press de la información del Departamento revela que
las exportaciones de gasolina y diésel más que compensan esa reducción a nivel
local con la contaminación que generan en el exterior. Se cree que en el mismo
período fueron emitidas 1.000 millones de toneladas de carbono en el resto del
mundo.
"Es una imagen falsa", sostuvo Onel
Masardule, de la Iniciativa Indígena sobre Evaluaciones Locales de Cambio
Climático, una organización ambiental con sede en Perú que estudió
recientemente el cambio climático en Guna. "En realidad, Estados Unidos
sigue contaminando".
Uno de los receptores de las exportaciones
contaminantes estadounidenses es Panamá, que ha casi cuadruplicado las
importaciones de diésel y gasolina estadounidenses desde 2008.
Panamá es el principal destino de combustible
diésel, que es más sucio y contienen más carbono de lo que se permitiría usar
en los motores de Estados Unidos. Ese combustible, no obstante, termina en
autos y camiones que no tienen los mismos parámetros de eficiencia y no son
inspeccionados ni mantenidos regularmente. Panamá exige que los conductores
vigilen las emisiones, pero esa disposición es ignorada por todo el mundo.
El comercio de combustibles fósiles ha
aumentado marcadamente bajo el gobierno de Obama al registrarse un boom en la
producción de petróleo y gas natural.
en 2010, Estados Unidos todavía importaba más
productos refinados del petróleo que los que exportaba. El año pasado, sin
embargo, exportó más de lo que importó por primera vez desde 1949. en 2012
estos productos eran la exportación más grande de Estados Unidos, valuada en
117.000 millones de dólares, según el Departamento de Comercio de ese país.
El boom ayudó a que Estados Unidos reduzca sus
importaciones de petróleo y genere puestos de trabajo en campos petrolíferos y
en puertos. Sin ello, al gobierno de Obama le costaría mucho más cumplir su
meta de duplicar las exportaciones y el déficit comercial sería más grande
todavía.
Pero a nivel mundial, Estados Unidos está
teniendo un impacto bastante más reducido de lo que dice en la lucha contra el
calentamiento global.
En el caso de la gasolina y el diésel, Estados
Unidos ha estado exportando mucho más que lo que ha reducido en consumo
doméstico en años recientes mediante medidas como patrones de eficiencia y la
mezcla de gasolina con etanol.
"Esta es la historia secreta de su éxito
que querrían mantener oculta", dijo Kevin Book, analista de energía basado
en Washington. Desde 2012, Book ha sido miembro del Consejo Nacional del
Petróleo, un grupo de asesores elegido por el secretario de energía de Estados
Unidos.
"Ha hecho mucho para mejorar nuestra
posición, pero no es lo mejor para el clima. No se puede ignorar el hecho de
que hay más emisiones cuando hay más para quemar", sostuvo Book.
Panamá desempeña un importante papel en el
comercio mundial de energía debido al Canal de Panamá y podría ser más grande
todavía cuando se termine la construcción de una tercera esclusa el año que
viene. Esa nueva vía permitirá el paso de buques cisterna llenos de gas natural
líquido e incluso de petróleo crudo.
Panamá también está ampliando su red de zonas
comerciales, que permiten la importación y exportación de gasolina y diésel sin
pagar tarifas.
El país dice que no emite dióxido de carbono
porque sus selvas absorben todo lo que despiden sus caños de escape y la
deforestación, que son los principales contaminantes en el país.
Las selvas y bosques podrían ser usados para la
venta de bonos de carbono, un sistema en el que países o empresas pagan para
preservar los bosques y evitar así responder por parte de la contaminación que
producen.
Los guna se muestran escépticos.
"Nos van a dar dinero, pero siguen
contaminando", afirmó Hernaclio Herrera, biólogo de la Asociación Nacional
por la Conservación de la Naturaleza. "Eso es una licencia para
contaminar".
Para los guna, los bosques son santuarios
sagrados que no tienen precio.
"Cuando hablamos de los árboles, estamos
hablando de nuestros hermanos y hermanas", dijo Andreve, el director de la
agencia del medio ambiente de Panamá en la región de Guna Yala y quien es él
mismo guna. "No puedes ponerle una camiseta con el signo del dólar a un
árbol si no eres dueño del árbol".
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