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miércoles, 12 de noviembre de 2014

narcotráfico

Hijo de Escobar: "Los narcos se repartían los candidatos"


Colprensa - ‎ ‎noviembre‎ de ‎2014
Juan Sebastián Marroquín Santos vive desde hace varios años en Argentina, pero por estos días está en Colombia bajo el nombre de Juan Pablo Escobar, el mismo que debió sustituir por ser homónimo de quien fuera el narcotraficante más buscado del planeta: Pablo Escobar Gaviria, su padre.

La presencia de Juan Sebastián o Juan Pablo la motivó el lanzamiento del libro 'Pablo Escobar. Mi padre', un texto de 470 páginas que el autor describe como una reflexión después de dos décadas de silencio de la familia, tiempo en el que -dice- muchos autores, quizás sin conocer la verdadera historia, se atrevieron escribir sobre él.

"Colombia ha madurado como país para conocer los verdaderos entretelones de esta historia".

- ¿Qué motivó el libro?

Este libro me ha brindado una experiencia de vida muy clara como lo es no recorrer los caminos del narcotráfico y de la violencia, porque haber vivido tan de cerca esa realidad me mostró como termina quien la recorre.

El libro no solo es un recuento de la historia de mi padre y de los hechos en los que él tuvo alguna participación, es también mi historia, mi experiencia que la quiero transmitir a los jóvenes para que puedan aprender que esa historia nadie debe repetirla. Esta es una historia de la que debemos hacernos concientes para poder modificar el pensamiento de quienes consideran que el narcotráfico nos puede prometer muchos beneficios.

- ¿Qué tanto de este libro es vivido por usted, lo hace testigo, y qué tanto es lo que le cuentan?

Las historias sucedieron luego de que los hechos se dieron. En esta investigación encontramos un extenso archivo fotográfico familiar que data desde la década del 70. Mire, en esa época nosotros teníamos fotógrafo para todo, el fotógrafo que fue a mi primer cumpleaños, también asistió al entierro de mi padre. Nosotros creíamos que esas fotos habían sido destruidas, porque así lo habíamos pedido por temor a que fueran descubiertos familiares o situaciones que ponían en riesgo la integridad de la familia.

Ese archivo nos ayudó a reconstruir las historias, además de los recuerdos. Además, tenemos centenares de cartas que mi padre nos escribía a mí, a mi madre y a mi hermana, y muchas más que tienen que ver con la política, otras enviadas por mafiosos después de la muerte de mi papá. Hablamos por más de un mes con personas que tuvieron relación con él. Nos vimos con amigos de Pablo Escobar que lo conocieron desde niño, otros que inclusive pagaron condenas por diferentes hechos. Eso le da realismo.

- ¿Cómo define su libro? imagino no le faltarán las críticas?

Lo primero es que no es una justificación de los actos de mi padre. Yo, en vida, fui uno de sus mayores opositores.

- ¿Qué le han dicho por escribir, siendo usted tan joven para la época de los hechos que narra?

Entiendo que se pueda cuestionar el hecho de que yo haya sido un niño para poder tener un registro de la totalidad de estas historias; pero esta es una investigación, y no solo un recuento de lo que me acuerdo. Yo tengo a mi madre viva y ella es un testigo muy importante, quien conoció los sueños de Pablo Escobar, lo conoció como padre, como esposo, como hombre. Reconstruir el retrato de mi padre no fue una tarea imposible, pues había mucha gente para consultar.

- ¿Cuántas personas consultó?

Muchas, más de 25, y sé que me quedo corto. Fue un trabajo permanente. Fue más de un año en el que no descansamos ni un fin de semana.

-¿Por qué su libro sí, y no los muchos otros que han sido escritos?

Porque es un testimonio real, fidedigno de cómo el narcotráfico te envuelve y te hace creer que te lo va a regalar todo. Esa realidad fantasiosa termina por destruirte a ti y a toda tu familia, a tu entorno, a tu libertad.

Yo me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que todos los libros anteriores podrían ser trasladados a las plantas de reciclaje; pues todos tienen agendas ocultas, son presentados con muchos intereses, para favorecer a muchas personas y afectar a otras. Con este libro no le estamos haciendo favores a nadie, lo que hacemos es reconstruyendo la historia.

-¿Este libro podría darle giros a alguna investigación judicial, o abrir alguna otra?

Este es un libro escrito sin ánimos de revanchismos, ni de denuncia. Cada quien debe decidir qué hacer con él. A mi no me corresponde sugerir ninguna denuncia, pues éstas se hacen en determinados lugares.

- Pero, por lo que dice?, podrían llamarlo las autoridades?

Yo no tengo más que aportar. Nunca he estado oculto, nunca he huido de la autoridad, y nunca me han consultado. No hice el libro para que me llamaran a nada, sino para contarles a las víctimas lo que motivó la violencia y el narcoterrorismo, lo que terminó destruyendo varias generaciones y un país, lo que nos marcó a sangre y fuego.

- Lo que se ha contado de su papá se queda corto en cuanto a lo que representó, a la maldad que se le atribuye?

Yo no creo que haya un escalafón para la maldad. Es claro que hay eventos en los que evidencian una crueldad sin par del personaje que era mi padre. Yo nunca voy a decir que mi papá no fue un hombre violento, es más podrían haber sido mucho más violento de lo que ha sido retratado en muchas series; pero quizá la manera como presentan que él ejerció la violencia es equivocado?

-¿Por qué?

Porque lo presentan como un hombre grosero, y que abusada de sus empleados? esa no era su personalidad. Él podría mandar a matar a alguien con frialdad, pero sin apasionamientos. Es claro que eso no le quita al nivel de violencia que ejerció sobre las personas, pero creo que sí dibuja un personaje que no es real. Lo presentan casi como un payaso de la violencia. Se han equivocado en cuanto a los elementos que generaban ese deseo de venganza. Pero, quiero dejar claro que nada de lo que hizo mi padre contra muchas personas es justificable de ninguna manera.

- ¿Por qué usted no quiso ser narcotraficante?

Porque estuve escondido al lado de él. Yo vi como nos empezamos a morir de hambre, aunque teníamos a la vista, al alcance de la mano, millones de dólares en efectivo, pero habíamos perdido la libertad para salir a comprar los víveres. El dinero, por mucho que fuera, por más voluntades que pudiese comprar, no podía pagar nuestra tranquilidad, ni nuestra libertad.

Hubo una semana en la que no podíamos salir de la casa por operativos de la policía, nos tocó comernos una sopa literalmente podrida para no morir de inanición, aunque estábamos llenos de dólares. Esa es una muestra de la pobreza extrema, rodeada de dólares. Si hubiera seguido la vida de mi padre, muy seguramente ya estaría muerto.

- A su papá lo mató la DEA, la Policía, Carlos Castaño, se suicidó?

Ese día mi padre violó adrede las reglas de seguridad que él mismo había diseñado. Soy un convencido de que mi papá decidió morir ese día, pues sabía que su familia estaba siendo víctima de presiones.

Toda la vida mi papá me dijo que cuando lo fueran a agarrar se suicidaría, decía que de los 15 tiros de su pistola 14 eran para sus enemigos y el número 15 para él. Él me contó que consultó con médicos el lugar exacto en el que debía pegarse el balazo para fallecer en el acto, y no quedar con secuelas, o con la posibilidad de vivir. No me cabe duda, como lo dijo mi padre, que se iba a pegar el tiro en el oído derecho? y no creo en las casualidades.

Sí hubo un enfrentamiento, mi padre fue herido por las balas de Carlos Castaño y de su grupo: mi madre habló con Carlos Castaño y él le relata todo lo que sucedió en el operativo, y cómo él (Castaño) logró ubicar a mi papá y cómo ingresó a la casa, inclusive le dijo como mi papá le pegó dos tiros en el pecho por suerte para Castaño, llevaba chaleco antibalas.

Igual esto no cambia nada. Mi papá está muerto y con la muerte de Pablo Escobar Colombia se quitó ese problema de encima, se quitó a un tipo que podía continuar destruyendo las bases de todo un país, de una democracia y de una sociedad.

- ¿Usted logró persuadir a su papá para que no cometiera algún crimen?

No, yo nunca me enteré de los crímenes que él iba a cometer, él hablaba de los crímenes ya cometidos.

- ¿Su papá financió la campaña de Ernesto Samper a la presidencia?

No creo que haya sido en esa época, sí le dimos 26 millones de pesos en otra, eso lo cuento en el libro, fue en el hotel Intercontinental; pero no solo se apoyó a Samper, sino a Belisario Betancur.

En esa época los narcos se repartían los candidatos como figuritas. No se trataba de preferencias políticas, ni de apoyar ideas, ni proyectos de país. Solo era someter por la vía de la fuerza y de la corrupción a quienes querían llegar al poder. No les interesaba quién ganara, lo que interesaba era que quien llegara a la presidencia les hiciera los favores que ellos necesitaban.

- ¿Qué nexos tuvo su papá con Álvaro Uribe Vélez?

Se ha especulado mucho de que Uribe, como director de la Aeronáutica Civil en Antioquia, le habría brindado ayuda a mi padre para que fuera más exitoso en sus negocios de narcotráfico, esto desde el aeropuerto Olaya Herrera. Yo pensaba que una teoría como esa podría ser viable, pero como no estuve dispuesto a amañar la verdad, lo descarto.

Yo hablé con mucha gente, y sé que mientras Uribe fue director de la Aeronauta Civil mi papá le realizó tres atentados, de los que no se tuvo noticia porque las bombas no explotaron, ni los disparos se pudieron hacer. Uribe se salvó de milagro, porque mi papá ofreció 500 millones de pesos por su muerte. Si eso pasa yo no creo que uno sea tan amigo.

Yo no escribí para defender a Álvaro Uribe, no soy uribista, no soy político, soy un pacifista que le interesa contar la realidad de una historia. Si yo durante la investigación hubiera descubierto algún tipo de nexo de mi padre con Álvaro Uribe, no me hubiera temblado la mano para escribirlo.

- ¿Qué mensaje le da a las víctimas?

Yo no puedo decir que he sido pionero en el tema del perdón y la reconciliación en Colombia, pero ya lo había plantado cuando era un tabú en el país. Desde hace mucho tiempo he venido en ejercicios de perdón y reconciliación con muchas familias, además de las familias Lara y Galán. Los colombianos están hartos de la violencia.

- ¿Ha hablado con John Jairo Velásquez Vásquez, alias 'Popeye'?

No, no tengo manera, ¿para qué? Si él pago su condena lo único que uno pide es que haya aprendido la lección y se comporte como una persona útil a la sociedad.

- ¿Cómo ve el que ahora los narcotraficantes busquen irse para Estados Unidos, mientras su papá hablaba de preferir una tumba en Colombia, que una cárcel allá?

Actualmente si los narcotraficantes pudieran pagaban sus pasajes para irse y llegar de primeros a Estados Unidos, lo harían. Con tristeza uno ve como hoy más se demoran llegando a cárceles de Estados Unidos que saliendo. Ese es un mensaje contradictorio para las personas que quieren ingresar al narcotráfico, pues les están diciendo? sigan adelante y después arreglamos.

- ¿Piensa volver a Colombia?

Sueño con el día que podamos recuperar la elección de poder volver.

- Usted vende camisetas en Argentina con la imagen de su papá. ¿Eso no es hacer apología?

Tengo dos páginas en internet de prendas. Y no es apología. Si usted se mete a la página y ve la historia que cuento, ve que esa no es una invitación a convertirse en Pablo Escobar, todo lo contrario. Los mensajes que tienen las camisetas son completamente autocríticos de la historia personal y familiar, es una invitación a abandonar la violencia. Entiendo las suspicacias, pero quienes han criticado la marca, lo han hecho con absoluto desconocimiento.

-¿Quién es usted, cómo se describe hoy?

Como un pacifista. Soy hijo de Pablo Escobar, tengo mis afectos por él, no le hago propaganda inclusive a veces rayo en lo irrespetuoso en cuanto a la figura de padre e hijo.

- ¿Cómo describe hoy a Pablo Escobar?


Era un hombre que no le hacía caso a nadie.

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