Tu dedo, el móvil, el flash de tu cámara...
¿Qué llave mantendrá a los ladrones lejos de tu hogar inteligente?
idealista.com - jueves, 9 de octubre de
2014
La de casa, la del portal, la del buzón, la del
coche, la del garaje, la de la oficina... Llevar menos de seis llaves encima es
casi una utopía. Pesan, se pierden, te las pueden robar y un maleante podría
copiarlas con una impresora 3D en menos que canta un gallo. Ya está. Se acabó.
Esos futuros hogares inteligentes llenos de electrodomésticos más listos que
nosotros no pueden abrirse con algo tan vetusto y mundano como una llave
física.
Ha llegado la hora de plantear alternativas. Y
no son pocas las vías por las que ya se avanza hacia el futuro del control de
accesos: tecnologías basadas en radiofrecuencia (Bluetooth, NFC...), biometría
(escáner de huella dactilar o de iris, reconocimiento facial, de voz, de
firma...) y hasta fotónica: el flash de tu móvil mandando señales luminosas al
cerrojo.
También son muchas, sin embargo, las preguntas
del (negocio del) millón: ¿cuál será la llave del futuro? ¿Los ladrones tendrán
que picar código para desvalijar nuestras casas? ¿Podremos dormir tranquilos si
no somos informáticos? Que no cunda el pánico. Está todo controlado.
Nuestro cuerpo, la llave más probable
Es fundamentalmente una cuestión de comodidad:
si algo llevamos siempre encima es nuestro cuerpo. Podrás olvidar las llaves,
el móvil se podrá quedar sin batería, pero tu esqueleto y su envoltorio irán
contigo a todas partes. Por eso, entre otras cosas, los sistemas basados en
biometría tienen muchas papeletas para convertirse en las cerraduras del
futuro.
Y eso, ¿en qué consiste? “En el uso de algún
rasgo corporal, físico o del comportamiento para identificarnos”. Así de
sencillo. Quien contesta es Julián Fiérrez, profesor titular de la Universidad
Autónoma de Madrid, experto en este tipo de tecnologías. Tal como nos cuenta
este investigador, a día de hoy, “las que tienen mayor despliegue comercial son
la huella, el iris y la cara”.
Hay otras, aún minoritarias de cara al mercado,
“como el reconocimiento de locutor a través de la voz o el reconocimiento de
firma”. También nuestra forma particular de teclear, los patrones de movimiento
del ratón, el ritmo cardíaco, el nivel de sudoración... “Muchas señales
corporales se están investigando en este sentido”, afirma Fiérrez.
Evidentemente, no todos estos sistemas tienen
potencial para ser 'llaves' de nuestra futura casa inteligente. De hecho, lo
más probable es que varios acaben coexistiendo con distintos fines, incluso
combinados con protocolos de comunicación ampliamente extendidos como el
Bluetooth o el NFC. “Para acceder al hogar quizá pongamos nuestra huella
dactilar o nuestro iris en un sistema que sea cómodo, que no requiera contacto
con ningún sensor, y que eso se combine con NFC”.
En cualquier caso, y retomando la cuestión de
la seguridad, Fiérrez admite que “la biometría tampoco es la panacea”. Sin ir
más lejos, el lector de huella dactilar que incorporan los últimos modelos de
iPhone, conocido como Touch ID, ya es vulnerable a ciertos ataques. “Si un
impostor o un ladrón tiene los recursos necesarios y la motivación, puede hacer
una réplica de tu dedo si encuentra una huella latente. Y si tu casa tiene un
valor suficiente para que merezca la pena, podría generar una réplica y ciertos
sensores de huella dactilar se ha demostrado que se pueden vulnerar”.
Han visto la luz, pero nadie quiere andar hacia
ella
Hay otra alternativa con tintes futuristas que,
a priori, tiene todo lo que hay que tener para convertirse en el cerrojo de una
casa. Es cómoda y sencilla para el usuario - solo necesita un móvil para
utilizarla -, es barata y ofrece un nivel de seguridad mayor que otros
sistemas. Hablamos de soluciones basadas en fotónica como la que ofrece la
'startup' española Lightbee.
La escena es la siguiente. Llegas a tu casa,
sacas el móvil, lo acercas a la cerradura, apuntas con el flash de la cámara al
receptor e introduces tu contraseña en una aplicación. El teléfono comienza
entonces a emitir señales luminosas (es un protocolo de comunicación
perfectamente reglado y la información puede viajar cifrada) y la puerta se
abre. De cara al usuario, no hay mucho más.
Gloria Eisman, fundadora y CEO de Lightbee,
desgrana las razones por las que, a su juicio, la fotónica es la tecnología más
segura para reemplazar a las tradicionales llaves. “Hay una primera barrera en
esta tecnología que es la física”, explica. “La frecuencia de modulación de los
datos es tan alta que no existe ahora mismo dispositivo capaz de copiarlos”.
Además, la unidad inteligente se sitúa en el
interior de la vivienda. La cerradura tan solo es un receptor que envía los
datos por un cable. Si un delincuente tratara de sustituir el equipo por uno
concebido para robar las claves, tendría no solo que colocar un sensor en la
cerradura, sino también una unidad inteligente capaz de procesar los datos para
decidir si se abre o no la puerta. Altamente improbable a día de hoy.
Poderoso caballero es Don Dinero
Si soluciones con tan buena pinta como estas
suenan todavía un poco a ciencia ficción no es porque estén en pañales. Más
bien se trata de un asunto de negocios. Los gigantes de la tecnología han
invertido grandes sumas en tecnologías como Bluetooth y NFC, que todavía no
están amortizadas, y por eso retrasan la inclusión en sus productos de
tecnologías más cómodas y seguras como la biometría o la fotónica.
La creadora de Lightbee lo ha sufrido en sus propias
carnes. “Nosotros hemos contactado con fabricantes americanos, canadienses...
Les encanta, pero uno me fue sincero, me dijo la verdad: 'mira, llevamos dos
años y hemos invertido un dineral en meterle Bluetooth. El tuyo es muchísimo
mejor que el mío, pero yo tengo que vender primero Bluetooth. Tengo que
amortizar lo que me he gastado”. No serán palabras textuales, pero revelan las
entrañas del sector tecnológico y nos recuerdan que, al final, las empresas
tienen que ganar dinero.
¿Cuál será entonces la llave del futuro? Hay
tantos factores a tener en cuenta que aventurarse a predecirlo resulta
temerario. Parte de la decisión estará en manos del cliente, por supuesto, pero
no siempre van a darle la razón. Los intereses comerciales de las tecnológicas tendrán
mucho que decir en todo esto.
¿Podrán los ladrones desvalijar mi casa?
Probablemente sí. Puede que les cueste más esfuerzo si la 'llave' es más
segura, pero la triste realidad es que lo acabarán logrando. El mañana seguirá
siendo una carrera entre los buenos y los malos. Tú y tus pertenencias
seguiréis siendo los trofeos.
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