Biosimilares, la próxima guerra
para la industria farmacéutica
Cinco Días - jueves, 14 de
agosto de 2014
El pistoletazo de salida para la
próxima carrera en la industria farmacéutica está a punto de sonar. En el
horizonte, en un plazo de cinco años, los 12 medicamentos biotecnológicos más
vendidos en el mundo perderán la protección de patente, lo que supone que un
mercado de 67.000 millones de dólares (unos 48.600 millones de euros), en
estimaciones de expertos internacionales, quedará disponible para que los
laboratorios se lancen a fabricar medicamentos biosimilares, los considerados
genéricos de estos biotecnológicos.
Estos 12 fármacos suponen un
mercado muy jugoso teniendo en cuenta las dificultades de la industria para
encontrar medicamentos que facturen por encima de los 1.000 millones de
dólares, los conocidos como blockbusters o superventas. Humira, el medicamento
biotecnológico que más ingresa, dedicado al tratamiento de la artritis, factura
anualmente 5.815 millones de dólares según los datos de la consultora IMS. Su
patente caduca en 2018.
El segundo en la lista es Enbrel,
con una facturación de 5.308 millones de dólares. Pierde la protección de
patente en 2015.
El tercero, Remicade para el
tratamiento de enfermedades con procesos inflamatorios, ingresa al año 5.191
millones de dólares y ya ha perdido la patente. De hecho, la farmacéutica
estadounidense Hospira, en alianza con la surcoreana Celltrion, ya tiene
preparado un biosimilar para este compuesto (cuyo principio activo se llama
Infliximab) que está recibiendo el visto bueno para su salida al mercado en
países como Japón o Turquía y que está en proceso de autorización para las
autoridades europeas y estadounidenses.
Pese al interesante mercado que
se despeja, entre los laboratorios hay serias dudas de cómo alcanzar todo este
valor disponible. De hecho, esta situación no es nueva. Tal y como recoge el
Libro Blanco de los Medicamentos Biosimilares en España, promovido por la
Fundación Gaspar Casal y la farmacéutica de genéricos y biosimilares Sandoz,
“en la Unión Europea (UE), las primeras patentes de productos biofarmacéuticos
expiraron en 2001 y los primeros medicamentos biosimilares se aprobaron por la
Agencia Europea del Medicamento (EMA) en abril de 2006, pero la aparición de
los fármacos biosimilares generó unas expectativas que finalmente no se han
cumplido”.
Aunque en 2007 se llevaron a cabo
estimaciones que hablaban de que los biosimilares acapararían un mercado de
16.000 millones de dólares para 2011, lo cierto es que estas previsiones no se
cumplieron. Los biosimilares apenas representaron unos 600 millones de dólares
en ese año en todo el mundo.
Y esto pese a los ahorros que
obtienen. “Se estima que, en Europa, una reducción del precio de los productos
biológicos del 20%, por efecto de la competencia con los biosimilares, podría
tener como consecuencia un ahorro anual superior a 1.800 millones de euros”,
detalla el Libro Blanco, que a su vez da la clave de por qué los biosimilares
no son tan exitosos como cabría esperar. “Una de las razones por la que se ha
producido esta discrepancia con las previsiones ha sido la tendencia a creer
que existía un paralelismo entre fármacos genéricos y biosimilares, no siendo
en la realidad así”.
“Los biosimilares no son iguales
a los genéricos”, detallan desde IMS. “El principio activo de un biosimilar y
su medicamento de referencia es esencialmente la misma sustancia biológica
aunque existen diferencias por la complejidad de su naturaleza y a cambios en
los métodos de producción de estas moléculas”, explican. Básicamente, al no
tratarse de una molécula de síntesis química sino de un compuesto que proviene
de un organismo vivo, la complejidad para obtener un compuesto igual es mayor.
De hecho, también existen
diferencias respecto a la duración y el coste de desarrollo de los fármacos
biosimilares frente a los genéricos. Se ha calculado que el desarrollo de un
genérico suele llevar entre dos y tres años, mientras que para un biosimilar se
precisan entre seis y siete años. La fase clínica no supera el año en el caso
de los genéricos, pero se incrementa hasta tres años para los biosimilares. El
coste total del desarrollo se encuentra entre tres y seis millones de dólares
para los genéricos, mientras que puede alcanzar los 200 millones de dólares para
los biosimilares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario