10 imprescindibles del liderazgo
político
FORBES, martes 4 de julio del
2015
La desconfianza y desencanto de
los mexicanos en su clase política crece a pasos agigantados. Razones hay de
sobra. Por eso, es necesario regresar a los básicos del liderazgo político:
¿Qué hace a un líder político? ¿Qué características debe tener para ser seguido
por la gente? Aquí 10 propuestas.
Congruencia. Convertirse en un
líder político requiere demostrar que verdaderamente crees en lo que dices y
actuar en consecuencia; tu integridad es una línea fundamental para que otros
puedan seguirte. Estructura tus discursos para que sean el reflejo de tus
compromisos y no el punto de partida de tus detractores.
Resistencia. La política es un
terreno cruento y hostil, vas a ser criticado, fiscalizado y severamente
tratado por tus opositores. En estos días, es muy difícil ganar seguidores: los
electores son escépticos y desconfiados, las encuestas están en tu contra, así
que enfoca todas tus energías para soportar un camino lleno de obstáculos.
Aprende a reírte de los chistes hechos a tus costillas, enfócate en reponerte
rápidamente, no pierdas el camino hacia tus objetivos por metas inferiores.
Rectifica, interioriza, enfrenta tus fallas y asimila la molestia para formar
una agenda de superación y aprendizaje.
Socializa. Los líderes políticos
se deben a sus seguidores: todos los días hay que ganar simpatías, cada persona
que se cruza en tu camino es potencialmente un voto. La forma en que puedas
desarrollar confianza y credibilidad entre la gente es el mecanismo básico para
establecer una relación rentable electoralmente. Debes contar con estructuras
sociales, comunidades y grupos leales y comprometidos en los que puedas
apoyarte para tus gestiones, programas y labores cotidianas. Formar vínculos,
redes, conexiones es una de las mayores prioridades. Todo agrega. Acostúmbrate
a ser tolerante, flexible, multicultural. Cada ser humano tiene su forma muy
particular de ver el mundo, y eso hay que respetarlo, siempre aprendiendo
además a construir puentes de comunicación.
Visión e inspiración.
Concientizar y motivar a la gente para se involucre en la solución de los
problemas sociales requiere demostrar que se puede ir por nuevas vías, que hay
respuestas, conocimiento y talento para cambiar el estado actual de las cosas.
Ayuda a que la gente se organice, promueve la participación en causas
relevantes; aunque recuerda ser el primero en tomar la escoba, la brocha,
subirte a la bicicleta o adoptar un cachorro, y no nada más para la foto.
Comunicación. No puedes dejar de
comunicar: el líder político es forzosamente un personaje público, sometido al
escrutinio permanente que requiere hacer valer sus habilidades y capacidades.
Toma en cuenta tu presentación; vestimenta y accesorios; usa con propiedad el
lenguaje; estudia; cuida tu voz; vigila las expresiones de tu cuerpo,
movimientos, gestos, mirada y tacto; observa los protocolos; usa tu plataforma
de exposición virtuosamente; acude a una entrevista debidamente preparado;
aprende a debatir y negociar. Una parte muy importante de tu trabajo depende de
saber persuadir, convencer, conciliar y tomar acuerdos. Antes de hablar,
aprende a escuchar, valora las oportunidades de exposición y cuida de verdad
quién eres para tus audiencias.
Responsabilidad y compromiso.
Determina qué cosas hay que resolver, enfócate en proyectos realistas,
sustentables, alcanzables que vayan de acuerdo con las expectativas y problemas
de los ciudadanos; ellos quieren soluciones para vivir mejor, les interesa su
familia, trabajo, estabilidad, ingreso, justicia, seguridad, salud, educación,
vivienda, cosas simples, cotidianas, tangibles por las que van a luchar a tu
lado.
El líder político debe contar con
grandes dosis de pasión, energía pura, iniciativa y optimismo. Sin embargo,
tiene que evitar la arrogancia, los excesos, la ambición desmedida y la
corrupción; todas estas etiquetas las asignan los ciudadanos en forma
automática. Por eso, demostrarles lo contrario es una tarea que exige mucha
disciplina y autocontrol.
Cuida de quienes te rodeas. Los
séquitos suelen ser la puerta de entrada de múltiples problemas, indiscreciones
y deslealtades. No te dejes llevar por el halago excesivo. Eres un humano con
fallas, tienes funciones corporales como el resto y sólo estas ocupando una
posición temporal que más que nada es una responsabilidad, una función pública.
Recuerda que la gente te eligió para que sirvas a la comunidad, no para que te
sirvas de los recursos públicos.
Los recursos públicos son
escasos, tu mayor responsabilidad es entonces cuidarlos excesivamente,
aplicarlos con diligencia y eficiencia. Los ciudadanos son clientes exigentes.
La opinión pública es voluble y los medios de comunicación cumplen una tarea fundamental
para mantenerlos informados.
Aprende a separar tu vida privada
de la política. Antes de exhibirlas o mezclarlas, considera si estas dos
esferas pueden coincidir, tienen puntos de conjunción y son compatibles. No
dejes que la una afecte a la otra y, si es el caso, decide de inmediato cuál es
tu prioridad.
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