Esta app hace dinero mientras
regala internet móvil
FORBES, martes 4 de julio del
2015
¿Estarías dispuesto a recibir
megas gratis para navegar desde tu smartphone sólo por probar una app? Eso es
justo lo que Jana ofrece.
Hay 7,300 millones de personas en
el mundo. Para 2020, unos 6,000 millones poseerán un teléfono inteligente. Sin
embargo, actualmente muchos de ellos no están usando estos dispositivos
revolucionarios para conectarse a internet. “Están usando los teléfonos
inteligentes como teléfonos tontos”, dice Nathan Eagle, fundador y CEO de Jana.
Probablemente nunca hayas oído
hablar de Jana, pero para millones de personas en el mundo en desarrollo
representa un boleto de entrada a la web móvil. Usuarios indios de su app mCent
pueden obtener el equivalente a 13 rupias datos de internet como recompensa por
descargar y probar LINE, una aplicación de chat, o 28 rupias por usar el
servicio de música Saavn, datos gratuitos que pueden usar para navegar en
internet o buscar empleo.
LINE y Saavn pagan por esos
datos, y Jana se lleva una comisión. Más allá de aumentar sus ganancias, su
objetivo es ofrecer acceso gratuito a Internet a miles de millones de personas.
Ambiciosos como suena, mCent ha sumado 30 millones de usuarios en menos de un
año, gracias a alianzas con 311 operadores móviles en 93 países.
“No conozco otra empresa que
tenga al menos una décima parte de esta escala”, dice Eagle, un ex académico de
38 años que fundó Jana hace seis años. La única excepción puede ser
Internet.org, el enorme proyecto de Facebook para conectar a los siguientes 1,000
millones de personas a internet y que tiene una tercera parte de los usuarios
de Jana.
Jana pasó años desarrollando su
infraestructura, haciendo dinero a través de acuerdos de patrocinio con marcas
como Unilever. Los consumidores indios podían comprar una botella de champú y
canjear un código en el envase para obtener tiempo aire gratis.
Luego, a principios de 2014, Jana
se volvió totalmente digital con mCent, regalando tiempo aire sólo por probar
aplicaciones como Amazon o su rival indio Flipkart, y su crecimiento se
disparó.
En menos de un año, sus ganancias
anuales se había disparado de unos pocos cientos de miles a 50 millones de
dólares (mdd) y mCent se convirtió en la quinta aplicación más popular en la
India. Jana se volvió rentable a principios de 2015.
Alrededor de la mitad de sus
ingresos proviene de un puñado de desarrolladores de renombre como Tencent,
Amazon y Twitter, y el resto (1,500 aplicaciones y contando) procede de una
larga lista de nombres desconocidos.
Jana ha tenido éxito porque resuelve
la complicada economía de los móviles en los mercados emergentes: los precios
de los equipos han caído en picada, mientras que el costo de los datos no, como
si desafiaran la Ley de Moore.
Los indios pueden comprar un
teléfono inteligente por tan poco como 40 dólares, sin embargo, su factura de
telefonía móvil promedio es relativamente cara, de 7 dólares por mes, de los
cuales la mitad corresponde al acceso a la web. Los datos en la India pueden
ser muy baratos para los estándares occidentales, que cuestan alrededor de 4
dólares por un gigabyte de datos 3G (en comparación con los 20 dólares por GB
que Verizon cobra por un hotspot de prepago en EU), pero aún así es caro para
muchos locales que ganan un salario mínimo de 20 centavos de dólar por hora.
Los datos móviles cuestan hasta
10% del salario promedio de una persona en Brasil, dice Eagle, y más de un
tercio de los ingresos de una persona en África, mientras que en EU es más como
1% a 2%, de acuerdo con la UIT.
El resultado: Sólo 57% de los propietarios
de teléfonos inteligentes de la India activa sus datos, y los que lo hacen
consumen 80 MB por mes en promedio, alrededor de una décima parte de lo que
consumen los estadounidenses.
En Johannesburgo, los
adolescentes se congregan en los grandes centros comerciales los fines de
semana no para comprar, sino para usar su conexión Wi-Fi gratuita, dice el
analista de Sudáfrica para Ovum Thecla Mbongue. “Hay mucha gente sentada allí
navegando y descargando de todo”, dice.
Más torres celulares podrían ayudar
a aumentar el ancho de banda, pero los operadores en el mundo en desarrollo con
frecuencia tienen márgenes muy reducidos, competencia creciente y presupuestos
de capital miserables. En muchos países los ingresos promedio por usuario están
disminuyendo a medida que las personas más pobres se conectan a la red.
“Si todas esas personas se
conectaran el servicio sería horrible”, dice Neha Dharia, el analista senior de
Ovum móvil con sede en Bangalore. “La razón por la que podemos conectarnos es
que sólo unos pocos de nosotros estamos en línea.”
Esto plantea un problema para las
grandes empresas de internet como Facebook, Twitter y Google, que deben
encontrar la manera de servir a las masas hambrientas de datos (con anuncios).
El proyecto Loon de Google e Internet.org
de Facebook incluyen planes para dotar de conexión Wi-Fi a más naciones a
través de globos o drones en desarrollo, pero los vuelos apenas están en etapa
de prueba y probablemente pasarán años antes de que haya impacto en el mundo
real.
Una solución rápida y desaseada
es la creación de acuerdos con los operadores para construir sistemas que
trasladen en las que las empresas de Internet cubren el costo de acceder a sus
sitios.
Facebook, Google y WhatsApp han
sido pioneros en esa práctica desde hace años con servicios reducidos al
mínimo, como Facebook Zero (una versión de sólo texto sin fotos), mientras que
Google actualmente prepara un programa de patrocinio de datos para hacer más
atractivas las apps de Android, según se informó a principios de este año.
La práctica es controvertida, en
principio, ya que las aplicaciones que pueden cubrir el costo de navegación de
los usuarios a través de ellas tienen una ventaja injusta sobre otras más
pequeñas que no pueden hacerlo.
Los usuarios finales también
pueden obtener una visión distorsionada de lo que es Internet. Alrededor de 11%
de los indonesios que dijeron usar Facebook Zero ni siquiera se dieron cuenta
de que estaban en internet, según un estudio encargado por el sitio web Quartz
a principios de 2015.
Grupos de activistas indios han
atacado a la app Internet.org de Facebook, que permite a los usuarios navegar
de forma gratuita por una selección de sitios, diciendo que engaña a los nuevos
usuarios de teléfonos inteligentes sobre el tamaño de la web abierta.
Jana afirma que elude estas
infracciones a la neutralidad de la red porque una vez que los usuarios de
mCent han probado una aplicación patrocinada, pueden acceder a cualquier sitio
web, ver cualquier video o instalar cualquier aplicación que les guste. “Les
damos por lo menos el doble de los datos usados [para la descarga gratuita de
una app]”, dice Eagle.
El rápido crecimiento de Jana
debe dar a Google, Facebook y a los operadores confianza en sus sistemas de
tarifa cero, dejando las controversias a un lado.
“Los datos patrocinados son una
de las herramientas que los operadores de los mercados emergentes necesitan
para elevar el consumo de datos”, dice Phil Kendall, analista de Strategy
Analytics.
Jana inició en 2009, después de
que Eagle completó una temporada como profesor en la Universidad de Nairobi,
mientras seguía siendo miembro de la facultad en el Media Lab del MIT. En su
investigación, Eagle tuvo acceso a los sistemas de facturación de servicios y a
detalles sobre los datos sobre los operadores en el este de África.
Durante un viaje a la costa rural
de Kenia, Eagle se encontró trabajando en un hospital en el que, para su
sorpresa, una enfermera se acercó preguntando si estaba dispuesto a donar
sangre para una transfusión de emergencia. En los meses siguientes recibió
varias solicitudes de donar sangre.
“Más allá de mi propio interés,
descubrí por qué nos seguimos quedando sin sangre”, dice. El problema era la
latencia. El repartidor visitaba el hospital sólo una vez cada dos semanas para
llevar sangre nueva e informar sobre los niveles de suministro.
Eagle programó un sistema de SMS
que permitía a las enfermeras informar a diario a través de mensajes de texto
al banco central de sangre. A los hospitales les encantó, pero después de un
mes nadie la usaba porque cada texto se llevaba una parte pedazo de salario
diario de una enfermera.
Eagle usó su acceso al sistema de
facturación de la compañía para escribir un programa simple que pagaba a las
enfermeras diez chelines kenianos, que incluía una pequeña cantidad en
agradecimiento por cada SMS al banco de sangre. Casi de inmediato las
enfermeras empezaron a usar la plataforma de nuevo.
Eagle pagó los costos de datos de
su bolsillo –menos de 250 dólares anuales–antes de que otra organización
interviniera. Así nacieron los datos patrocinados.
Eagle levantó 1 mdd en capital
semilla para desarrollar el sistema de intercambio de datos inicial y pasó los
siguientes cinco años contratando a ingenieros de telecomunicaciones y volando
a regiones remotas de África y Asia para negociar con los operadores locales.
En un momento voló a Lagos, Nigeria, con una bolsa de lona de billetes de 1
dólar para encontrarse con un gerente de nivel medio de un operador local,
ofreciendo el dinero para tener una conexión regular a su sistema de
facturación.
Para 2011 Jana había levantado
8.5 mdd de Spark capital y comenzado a firmar a grandes marcas como Nestlé,
Procter & Gamble y Unilever para que patrocinaran las recompensas de tiempo
aire.
Pero Eagle no era feliz. Jana se
fue transformando en una agencia de publicidad y pronto se vería obligada a
triplicar su personal sólo para realizar las campañas de cada marca. A finales
de 2013 Eagle tomó la desgarradora decisión de anunciar a Unilever que Jana se
retiraba de la campaña y que le regresaría su dinero en efectivo.
“Era dinero suficiente como para
quitarle el sueño por las noches”, dice.
En su lugar, consiguió que sus
ingenieros crearan mCent, la app que pagaba a los consumidores datos por probar
cualquier app que la empresa quisiera. A pocos meses de su lanzamiento el
número de usuarios de mCent se disparó hasta los millones. “No tengo ni la
menor duda de que fue la decisión correcta”, dice.
Jana recoge datos valiosos sobre
cada miembro de mCent, como el historial de uso de apps y los nombres de los
amigos que se inscribieron al programa recomendados por cada usuario. Clientes
como LINE, por ejemplo, pagan a Jana por hacer que sus apps frente a usuarios
que pasan más de diez minutos al día en WhatsApp. Jana tiene que ser claro con
los usuarios acerca de cuál será el precio de sus datos libres en pérdida de
privacidad.
“El problema de todos estos
modelos de negocio es que con frecuencia carecen totalmente de transparencia”,
dice el analista Ciro Mewawalla de CM Research, quien agregó que los
consumidores más pobres que no están familiarizados con la naturaleza de los
riesgos de la web son abusados.
MCent puede ser víctima del
abuso, también, cuando los usuarios descargan una gran cantidad de apps que no
les interesan sólo para obtener datos libres.
“Hemos visto muchos juegos que
tienen anuncios de otros juegos”, dice Neil Rimer, cofundador de Index
Ventures, que es escéptico sobre la calidad de las impresiones de Jana. “No soy
un creyente porque como usuarios ignoras los anuncios por completo.”
Jana evita eso personalizando
mCent para los usuarios pertinentes, dice Eagle, y dando seguimiento al tiempo
dedicado a las apps descargadas por cada usuario.
Eagle también dice que algunos de
los críticos de su enfoque empresarial patrocinado están siendo paternalistas.
“Dar acceso sólo a una pequeña parte no es un gran servicio. Queremos que la
gente tenga acceso a [todo] internet. El beneficio es mucho mayor que la
desventaja de exponer a los usuarios a las marcas globales.”
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