6 consejos para convertir la fiesta anual en
oportunidad
Forbes - miércoles, 12 de noviembre de
2014
Una fiesta de negocios puede ser una estupenda
oportunidad para sobresalir o un evento fatal en el que se puede tropezar
estrepitosamente.
Parece increíble pero el mes de diciembre ya
casi está aquí. Si consultamos la agenda es probable que ya estemos llenando
los huecos con múltiples compromisos de fin de año. A estas alturas es casi
seguro que todos hayan recibido la invitación para asistir a la fiesta anual de
la compañía. Si la tuya ya está ahí, entre tus manos: ¡Cuidado! Tienes material
que debe manejarse con precaución. El tema es serio: una fiesta de negocios
puede ser una estupenda oportunidad para sobresalir o un evento fatal en el que
se puede tropezar estrepitosamente, especialmente si la fiesta anual es de la
empresa en la que trabajas.
Hay que ser claros. La fiesta navideña de la
compañía es el acontecimiento que brinda la ocasión para celebrar los
resultados del año, para escuchar las noticias y planes para el siguiente
periodo, para convivir con el jefe de tu jefe. Dado que estamos hablando de un
evento de negocios y no de una fiesta familiar, debes tomar precauciones para
asegurarte de tener un festejo seguro y profesional.
Recuerda que este tipo de reuniones son como un
oxímoron, ya que los altos ejecutivos te estarán observando. Tendrán una lista
de verificación y palomearán a los que se comportan adecuadamente, y tacharán a
los que tengan conductas inapropiadas. Por lo tanto, es de suma importancia
entender que, aunque se trata de una fiesta, también es un día de trabajo y uno
muy relevante. Así que hay que llegar preparado.
De la misma forma en que te arreglas para una
junta importante, prevés situaciones con anticipación para alcanzar los
resultados deseados, dejas todo listo para que las cosas marchen
tranquilamente, así hay que hacerlo para que la fiesta de fin de año de la
compañía resulte un éxito para ti. A continuación algunas sugerencias:
1. La noche anterior a la fiesta aprovecha para
dormir bien y llegar descansado. Recuerda, las ojeras y el cansancio no ayudan;
tienes que llegar fresco y preparado, tal como lo harías cualquier otro día de
trabajo. Elige tu vestuario con cuidado, inclínate por algo festivo pero profesional.
Sé cuidadoso y no exageres: no te vistas desatinadamente elegante y, por favor,
no uses algo demasiado casual. Si tienes dudas, la regla de oro es ser discreto
y no mostrar mucha piel; evita las prendas arriesgadas. Créeme, los accidentes
pasan y son sumamente vergonzosos. Usa la talla adecuada, evita las prendas
entalladas o sumamente ajustadas; no te gustaría que un botón salga volando a
media fiesta. Usa zapatos cómodos, pero olvídate de los tenis. Asegúrate de
llevar algo con que taparte en caso de que haga frío.
2. Haz una lista de las personas que vas a
estar atendiendo y apréndete sus nombres. Es muy agradable cuando llegas a
saludar a la gente por su nombre. Estudia la mejor forma de hacer
presentaciones: “Señor, ésta es mi esposa Lupita”, o “Juan, el señor Rodríguez
es el dueño de la compañía”. Ensaya y hazlo bien. Debes estar cómodo y en
control cuando llegue la situación de presentar a tu pareja con tu jefe o con
tus subalternos.
Sé amable con todo el mundo y manéjate
sabiamente. Nelson Rockefeller solía decir que el que no es agradable con un
mesero, no es una persona agradable. A las empresas les gustan las personas
amables. Sonríe, platica con todo el mundo. Haz uso de todas las habilidades de
relación que son valiosas para la empresa. No te quedes únicamente en el grupo
de tus amigos de la oficina; aprovecha para conocer a gente de otras áreas.
3. Bebe poco o casi nada. Si te es posible,
aléjate del alcohol. Por ningún motivo quieres ser recordado como Rodolfo el
Reno. Recuerda que estarás siendo observado, máxime si se te han pasado las
copas. El alcohol es un artefacto peligroso en cualquier terreno empresarial.
Hay miles de historias de empleados extraordinarios, de ejecutivos talentosos
que bajo los efectos de unos cuantos tragos bajan su nivel de inhibición y
precipitan su carrera profesional directo al barranco. Sabemos de las anécdotas
de personas que han pasado las peores vergüenzas obnubiladas por los efectos
del alcohol. Por lo tanto, recomiendo enfáticamente tener cuidado y restringir
las oportunidades de postularse a ser el protagonista de la historia más
humillante de la compañía.
4. Sé profesional pero no te extralimites. Hay
una fina frontera que debes cuidar. No hay porqué ser el Señor Frío de la
noche, distante y odioso. No es necesario exhibir el lenguaje corporativo que
priva en los pasillos de la empresa. Es la oportunidad de ser empático y de
congeniar, de incluir a las personas en la conversación y de derribar barreras.
Debes dar la imagen de que estás feliz de estar ahí, y la mejor forma de
hacerlo es estar sinceramente contento. Conecta con la gente. Es momento para
los buenos deseos, no para hablar de aumentos de sueldo o de promociones.
Olvídate de tratar de sacar ventaja de la buena disposición del jefe. Los ejecutivos
detestan hablar de asuntos de trabajo ese día, por lo que considero un error
abordarlos con esos temas en la fiesta.
5. Elige bien los temas de conversación. Evita
los temas espinosos. No bromees sobre futbol, política, sexo, religión,
racismo, salud o clases sociales. Recuerda que a pesar de estar en un ambiente
de fiesta, la gente se puede sentir ofendida con ciertos temas, y eso es muy
peligroso en un ambiente en el que hay alcohol y jefes observando. Es mejor
hablar del clima o contar acerca de tus hobbies. Habla sobre tu último partido
de tenis o comparte tu opinión sobre el libro que acabas de leer.
6. Cuida los detalles. No seas el primero en
llegar ni seas el último en irte. Especialmente eso, no seas el último en salir
del evento. Sé atento, pero sin exagerar. No acapares el micrófono ni te la
pases callado toda la noche. Por ningún motivo aproveches la ocasión para
ponerte romántico con nadie de la oficina. De preferencia no cantes con el
mariachi, a menos que tengas una voz mejor que la de Plácido Domingo.
Las fiestas navideñas son parte de una
tradición cultural arraigada en la dinámica empresarial para celebrar un año de
trabajo duro. En ellas se crean lazos y se refuerzan las relaciones que existen
entre los equipos de trabajo y los jefes. Ése es el principal propósito de este
tipo de reuniones.
En las compañías grandes representan la
oportunidad de reunirse todos juntos, de convivir con otras sucursales y de
conocer a gente de otros departamentos. Es la ocasión de ponerle un rostro a
los nombres y apellidos con los que nos relacionamos diariamente de forma
electrónica o por teléfono. Estas fiestas deben ser divertidas, no motivo de
posterior diversión.
La fiesta anual es el momento perfecto para
construir relaciones que le son convenientes a la compañía; para eso la hace.
Si realizas una buena labor y sabes mover las piezas adecuadamente, prosperarás
en el trabajo y se abrirán puertas gracias a lo que lograste en la fiesta
navideña.
En conclusión, aprovecha la oportunidad que te
ofrece la fiesta anual.
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