Los brazos abiertos de Putin a América Latina
Deutsche Welle - viernes, 8 de agosto de
2014
El anuncio de que Rusia había prohibido con
efecto inmediato la importación de carne, productos lácteos, verduras y frutas
de la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Noruega, Canadá y Australia acaparó
la atención de la opinión pública internacional este miércoles. Y América
Latina es toda oídos desde que el hombre fuerte de Moscú, Vladimir Putin, dijo
que negociaría con algunos de sus países el incremento de sus exportaciones
agropecuarias hacia el gigante de Eurasia.
Rusia castiga así a los Estados que le han
impuesto sanciones, alegando que el Kremlin se inmiscuye en la crisis interna
ucraniana para atizar la discordia entre los separatistas prorrusos y el
Gobierno central de Kiev. Y países como Argentina, Brasil, Chile y Ecuador se
preparan para ser los primeros al sur del río Bravo en recibir petrodólares
rusos a cambio de alimentos y productos agrícolas cosechados en sus tierras. La
Asociación Brasileña de Proteínas Animales (ABPA) dice estar lista para
aumentar su producción.
Rusia, que en 2013 fue el primer comprador de
productos avícolas estadounidenses después de México, ha vuelto la mirada hacia
Brasil, que le envió 60.000 toneladas de pollo el año pasado y podría enviarle
150.000 toneladas adicionales en 2014 bajo el signo de la crisis ucraniana. El
Servicio de Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria de Brasil señaló que también
está contemplado multiplicar las exportaciones de productos lácteos y otros
tipos de carne hacia el territorio ruso. También Uruguay se beneficiaría con el
golpe de timón de Putin.
América Latina tiene mucho que ofrecer
En julio –antes de que el jefe del Gobierno
ruso decidiera boicotear a los exportadores de alimentos comunitarios,
estadounidenses, noruegos, canadienses y australianos–, el volumen de
exportación de carne bovina uruguaya mostró un incremento interanual del 19,7
por ciento debido a un aumento notable en la demanda de Rusia. El Gobierno de
José Mujica informó este 6 de agosto que los ingresos en este rubro ascendieron
un 30,2 por ciento. En Argentina, los productores de soja también se están
frotando las manos.
Aunque el grano cerró la jornada del miércoles
con significativas ganancias, muchos productores han tendido a retener su soja
con la esperanza de que su precio aumente aún más. De que Rusia es un mercado
valioso, no cabe duda. En 2013, ese país importó 43.000 millones en alimentos y
productos agrícolas. Es por eso que el anuncio de Putin ha generado tanto
optimismo en América Latina, sobre todo en Sudamérica. No obstante, advierte
una analista, está por verse qué tan consistente es la palabra de Putin.
“Rusia ha intentado diversificar sus relaciones
comerciales, económicas o políticas; pero, en la mayoría de los casos, esos
esfuerzos no han sido particularmente exitosos porque Rusia no tiene mucho que
ofrecer ni se desarrolla lo suficiente como para tener qué ofrecer en el
futuro. También China ha sido presentada por Rusia como un mercado alternativo
para su petróleo y su gas, pero no se puede decir que Moscú y Pekín sean los
grandes amigos”, comenta Susan Stewart, de la Fundación Ciencia y Política (SWP)
de Berlín.
Nuevos paradigmas en un mundo multipolar
Los latinoamericanos cruzan los dedos para que
la cooperación con Rusia se consume. “Argentina, Brasil, Chile y Ecuador tienen
un interés genuino en hacer negocios con Rusia porque tienen mucho que ofrecerle;
sus economías se complementan. Rusia no es un país rico, pero cuenta con un
flujo de caja importante. Además, la agenda rusa no impone modelos
socioeconómicos, políticos, éticos, morales o de gobernabilidad y eso es
llamativo para los países de América Latina”, explica Víctor M. Mijares, del
Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo.
Algunos investigadores creen que América Latina
reincide en el error de perfilarse como un mero exportador de materias primas,
sustituyendo su dependencia económica de Estados Unidos por una nueva
dependencia de China y, ahora, quizás, Rusia. Mijares relativiza ese argumento
con uno propio: “Puede que lo que voy a decir no valga para Chile, pero sí
aplica para Argentina, Brasil y Uruguay. Estos países son grandes productores
de alimentos y los alimentos están por convertirse en el bien de consumo más
importante para la estabilidad mundial”, sostiene el politólogo.
“Ser un ‘mero’ productor de alimentos ya no
tiene la connotación negativa que tenía en el pasado porque los alimentos y las
fuentes de energía son y serán elementos cruciales para el desarrollo de los
Estados en el siglo XXI. Rusia debe involucrarse en el mercado de los alimentos
si quiere mantener su posición de potencia mayor. Por otro lado, las distancias
geográficas entre América Latina y Rusia –o entre Latinoamérica y China–
neutralizan el temor a una excesiva dependencia o a la posibilidad de que
potencias lejanas puedan convertirse en Estados depredadores”, agrega Mijares.
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