A 40 años de la histórica
renuncia de Richard Nixon
Infobae - sábado, 9 de
agosto de 2014
Una semana como está pero hace
cuarenta años, arruinado por el caso Watergate, renunciaba por primera y única
vez a su cargo un Presidente de los Estados Unidos.
Richard Nixon fue, sin dudas, uno
de los grandes presidentes de la segunda mitad del siglo XX: la paranoia y los
pecados cometidos no podrán jamás borrar de la historia la política exterior
revolucionaria de la administración Nixon-Kissinger que logró la apertura a
China y forjó las bases de un mundo que hoy vemos en toda su dimensión. El
propio Ford lo reconocería en sus Memorias, al admitir que Nixon "nos dio
la mejor política exterior que tuvo este país".
Envuelto en el escándalo
Watergate, el presidente Nixon resistiría hasta los primeros días de agosto de
1974. El día 6, al borde del inicio del juicio político al Presidente, una
gestión de Alexander Haig (entonces Chief of Staff) ante el ultraconservador
senador Barry Goldwater comprobaría que tan solo una docena de senadores
respaldarían al titular de la Casa Blanca. Para evadir el impeachement, Nixon
requería al menos 34 votos sobre el total de 100 que integraban el Senado.
Al renunciar Nixon, conviene
tener presente la situación que atraviesan los EEUU hacia mediados de los años
setenta: recesión, aumento notorio del precio del petróleo como consecuencia
del shock petrolero de 1973, y una caída del PBI norteamericano de 6 puntos
entre 1973 y 1975 y una alta inflación. En 1971, el gobierno de Nixon se había
visto obligado a decretar el fin de la convertibilidad del dólar e imponer
ciertos controles de precios. Pronto se sumará la derrota en Vietnam.
Richard Nixon renuncia helicoptero
1170 3 AP
Nixon recibe elogios y críticas a
lo largo del mundo. Harold Wilson, Yitsak Rabin y Golda Meir lo destacan como
líder. La agencia oficial china, por su parte, lamenta que el presidente
norteamericano "no haya contado con apoyo del Congreso para evitar el
juicio político". El órgano del PC cubano, el Granma advierte que
"Nixon crió cuervos y los propios cuervos lo han devorado", al tiempo
que lo califica de "furibundo anticomunista, acérrimo partidario del
capital privado y los intereses monopolistas". ("Reacción mundial:
elogios para Richard Nixon", Clarín, 10 de agosto de 1974)
Al asumir la presidencia, en
circunstancias absolutamente inéditas en la historia norteamericana, Ford
afirma: "Soy perfectamente consciente de que no ha sido elegido vuestro
Presidente a través de sus boletas, y por eso les pido me confirmen a través de
sus plegarias. Espero que ellas sean las primeras de muchas. Si no me eligieron
a través del voto secreto, tampoco yo he llegado al cargo a través de promesas
secretas. Yo no hice campaña por la Presidencia ni por la Vicepresidencia. No
he suscripto ninguna plataforma partidaria. No estoy endeudado con ningún
hombre y solo con una mujer -mi querida esposa- al comenzar este difícil tarea.
Mis queridos americanos, nuestra larga pesadilla nacional ha terminado. Nuestra
Constitución funciona; nuestra gran República es un gobierno de leyes y no de
hombres. Aquí gobierna el pueblo. Pero aquí hay un poder mayor, bajo el nombre
con el que lo honremos, que nos ordena no solo el deber sino el amor, no solo
la justicia sino la piedad..."
Henry Kissinger, por su parte,
fue confirmado como secretario de Estado. En sus Memorias, Ford recuerda la
recomendación de su antecesor: "Henry (Kissinger) es un genio, pero no
debes que aceptar todo lo que te recomienda. El puede ser invalorable, y te va
a ser leal, pero tu no puedes darle mano libre por completo".
"Ratificó Ford la política
internacional de EEUU", tituló Clarín, el día 10.
Kissinger, a su vez, solía
bromear con que "no puedo ser presidente mientras esta maldita
Constitución no sea enmendada para permitir que alguien nacido en el extranjero
pueda alcanzar la Presidencia, pero desde luego, la Constitución nada dice
sobre mi imposibilidad en ser emperador".
Gerald Ford indultó a su
predecesor, semanas más tarde. Probablemente supiera que dicha medida afectaría
notoriamente sus posibilidades de alcanzar la reelección en 1977, como
efectivamente sucedió. Su derrota ante Jimmy Carter lo privó de un mandato
elegido por derecho propio. Años más tarde, su actitud patriótica de anteponer
los intereses permanentes del Estado por sobre sus propias necesidades
políticas personales le valieron el galardón del "Profile in Courage
Award", otorgado nada menos que por la familia Kennedy.
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Por su parte, Nixon moriría en
1994. Su residencia en San Clemente (California) y largas estadías en Nueva
York fueron el marco en el que transitó su vida como ex presidente. Durante
muchos años, hizo grandes esfuerzos por ser readmitido en la sociedad política
norteamericana y sus éxitos de política exterior fueron reconocidos muchos años
después.
Kissinger, quien cosechó el
prestigio de la política exterior creativa e innovadora de su administración,
al punto de convertirse en una celebridad mundial, reflexionó años más tarde en
sus Memorias ("Years of Upheaval", 1979) que el caso Watergate se
había convertido "en una tragedia griega en la que Nixon terminó
cumpliendo su propia naturaleza. Una vez que comenzó, no podía terminar de otra
manera".
Recién en 2005 se conoció la
verdadera identidad de quien actuó como "Garganta Profunda" en el
escándalo Watergate. Se trató de Mark W. Felt, número dos del FBI de entonces.
La revelación tuvo lugar 30 años después del caso.
El caso Watergate, el destino
personal de Richard Nixon y la actitud de Gerald Ford de preservar ante todo
los genuinos intereses nacionales de su país nos hacen reflexionar, cuarenta
años más tarde, sobre la fundamental importancia de las instituciones en el
devenir histórico de las naciones.
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