Iwate, la región olvidada bajo la
sombra del tsunami
EFE - domingo, 9 de marzo
de 2014
A primera vista todo ha vuelto a
la normalidad en la región costera de Iwate tres años después del tsunami,
salvo para las 34.000 personas que aún viven desplazadas de sus hogares debido
a la catástrofe que asoló esta zona olvidada del norte de Japón y que aceleró
su despoblación.
Como huella visible de la
tragedia, de la que el martes se cumple el tercer aniversario, apenas quedan
varios edificios en ruinas y el "Pino Milagroso", convertido en
símbolo de resistencia al ser el único árbol que quedó en pie de entre los
70.000 que poblaban la costa de Rikuzentakata.
Los trabajos de desescombro y
reconstrucción se han completado al 90 %, mientras que las obras para reforzar
la protección de la costa ante nuevos tsunamis y la reubicación de la población
afectada van con más lentitud debido a su complejidad técnica.
Iwate, cuya economía se basa en
la industria pesquera, es la segunda prefectura de Japón más extensa y con
menor densidad demográfica tras la isla de Hokkaido, y desde marzo de 2011 la
población de su zona costera ha caído en un 7,5 %, según las autoridades
locales.
Además de las pérdidas humanas
que provocó el tsunami -5.814 desaparecidos en la prefectura, de los más de
18.500 en todo el país-, otras muchas personas han abandonado la región para
dejar atrás la tragedia y estudiar o trabajar en las grandes ciudades del país,
especialmente los jóvenes.
"Muchos estudiantes se
mudaron inmediatamente tras el desastre. Hay más oportunidades en otras zonas,
aquí sólo encuentran trabajo entre el 60 y el 70 % de los alumnos",
explicó a Efe el director de la escuela de secundaria de la localidad de
Otsuchi, Morehi Anagata.
Una alumna del centro, Kameko
Kondo, planea dejar la ciudad cuando acabe el instituto para ir a la
universidad, aunque su "sueño" es titularse como enfermera y
"volver algún día a Otsuchi para ayudar a que sea un lugar mejor",
según dijo.
Son las personas de edad avanzada
las que permanecen en la región, y entre ellos los evacuados por la catástrofe
son los que están en una situación más delicada tras perder sus hogares y, en
algunos casos, a sus familiares.
Los más de 34.000 desplazados
viven en complejos de alojamiento temporal repartidos por la región como el de
Heita, uno de los más grandes de Iwate con 430 residentes, un cuarto de ellos
mayores de 60 años.
Saki Shinju, una pensionista
originaria de la ciudad costera de Rikuzentakata, lleva 3 años viviendo en
Heita y no está segura de poder regresar algún día a su hogar debido a la
duración de las obras para elevar el terreno 8 metros sobre su nivel actual y
para construir una nueva barrera de contención de tsunamis de 12,5 metros de
altura.
"Quiero volver a vivir
frente al mar, en el lugar donde crecí, pero las obras van lentas y no sé cómo
estaré de salud dentro de 3 o 5 años", señala resignada.
Otro residente, el jubilado Sinji
Sasaki, se muestra más crítico y afirma que Iwate "ha sido dejada de
lado" por el Gobierno y por las grandes empresas, a su juicio más
centrados en la preparación de Tokio 2020 que en la reconstrucción de esta
prefectura, la más castigada por la catástrofe de 2011 junto a Miyagi y
Fukushima.
"Los políticos, las constructoras
y las empresas que dan trabajo se giran hacia Tokio. Allí hay una gran
oportunidad de negocio y aquí no", lamenta Sasaki, quien no cree que los
Juegos Olímpicos de 2020 vayan a beneficiar a la región "tal y como dice
el Gobierno".
El complejo de Heita se compone
de 221 viviendas y cuenta con guardería, centro de atención para mayores,
peluquería y otros establecimientos gestionados por residentes y voluntarios, y
hasta hace poco tenía también un supermercado que cerró por baja rentabilidad.
El Gobernador de Iwate, Takuya
Tasso, señala su "preocupación" porque los fondos estatales
presupuestados para la reconstrucción "se retrasen o vayan a parar a
infraestructuras" para Tokio 2020.
"Los habitantes de Iwate
hemos hecho un esfuerzo enorme para salir adelante. Ahora pedimos al Gobierno
central que nos siga ayudando para la recuperación", dijo en un encuentro
con los medios.
Los problemas de fondo de Iwate
-el envejecimiento demográfico y el estancamiento económico- son los mismos que
afectan a Japón, donde se prevé que el número de personas en edad laboral caiga
al 40 % para 2050.
Pero en esta región encajonada
entre las montañas y el Pacifico la sombra del tsunami sigue presente y pesa
más que la euforia por la organización de Tokio 2020.
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