La lucha por el "arte
perdido de la conversación"
BBC - julio de
2014
Muchos comentaristas sociales lamentan cómo se está perdiendo el
arte de la conversación porque la gente prefiere usar el correo electrónico o
enviar SMS y tuits para comunicarse. Pero los entusiastas de la palabra hablada
están dando batalla.
¿Podemos hablar? es una
invitación a los chismes, al cotilleo.
Pero ya no es sólo una pregunta
retórica. "¿Podemos hablar?" se ha convertido en uno de los temas
sociales, culturales e incluso filosóficos más apremiantes para algunos
académicos y científicos sociales.
La psicóloga y profesora Sherry Turkle
advierte que estamos en peligro de perder la capacidad de hablar como alguna
vez la entendimos.
Algunos de sus colegas señalan
cómo la ubicuidad de la interacción digital sustituye a la conversación e
incluso degrada nuestra facilidad para ello.
Minutos gratuitos
Algunas empresas de telefonía
móvil han indicado que muchos clientes ya no consumen su paquete de
"minutos gratuitos". En su lugar, todo pasa por enviar mensajes y los
servicios que ofrece la conexión a internet.
En otras palabras, hemos llegado
a la situación extraordinaria en la que tenemos más conversaciones digitales
que "reales", como se ve confirmado por cifras del regulador
británico de las comunicaciones Ofcom.
La profesora Turkle, del
Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), ha
estado investigando cómo el teléfono inteligente nos ha dejado tontos, o por lo
menos mudos.
"Le pregunto a la gente qué
está sucediendo con la conversación y ellos me dicen: 'Lo que está mal es que
se lleva a cabo en tiempo real y no se puede controlar lo que uno va a
decir", explica.
"A lo que se refieren es que
prefieren tener el control y poder hacer su parte de la conversación cuando
están relajados, cuando pueden editar y también quieren publicar su parte de la
conversación", agrega.
En boca cerrada...
La psicóloga pinta un panorama
desolador de los jóvenes que se ven afectados por una especie de trismo (cierre
intenso de la boca debido a una contracción intensa de los músculos
masticadores) psicológico cuando se enfrentan a la experiencia de hablar con
otro ser humano por teléfono.
Entonces, ¿cómo tienen una cita?
Turkle asegura que cuando un
chico conoce a una chica, tras haber hecho el primer contacto en internet, son
apoyados por amigos que actúan como los asistentes de un boxeador.
Desde sus esquinas ofrecen
asesoramiento sobre tuits y mensajes justo hasta el momento en que el discurso
pasado de moda y el lenguaje corporal toman el rol protagónico.
Pero la profesora dice que los
jóvenes no tienen toda la culpa.
Al menos una generación ha
crecido con los padres pegados al teléfono y emocionalmente ausentes (en el
patio de recreo, en la mesa de la cena, en cualquier lugar) por lo que están
distraídos por sus vidas en línea.
Emocionalmente ausente
Pero no todo está perdido.
En los alrededores silenciosos de
un club privados de Londres la gurú de la etiqueta Diana Mather está reviviendo
el noble arte de la conversación, un té por tarde a la vez.
La especialista ilumina a sus
clientes sobre la forma correcta de embarcarse en una pequeña charla y cómo
abandonarla.
¿Su consejo para terminar una
conversación? "Ha sido genial conocerte, pero estoy seguro que tienes un
montón de personas con las que hablar".
En la sociedad educada
simplemente no se juega con el teléfono durante la conversación, le dice Mather
al programa Newsnight de la BBC.
Así demuestras a tu interlocutor
que no tiene toda tu atención, y bien podría costarte un valioso negocio.
"Enviar mensajes de texto y
hablar es tan grosero. Es como que yo tenga una conversación con usted y una
conversación completamente diferente con otra persona –ignorándolo por
completo– hablándole otra vez cuando me da la gana", dice.
"Nueva conversación"
Spencer Kelly, presentador del
programa de tecnología de la BBC, cree que la omnipresencia de dispositivos ha
hecho que las conversaciones sean más "amplias, superficiales y
extensas".
Estamos en contacto con más
personas, pero nuestra correspondencia también está más recortada.
Aunque, con el tiempo, una serie
de mensajes o de correos electrónicos puede llegar a ser el equivalente moderno
de un intercambio de cartas del siglo XIX, pero bastante más conciso y quizás
con menos signos de puntuación.
Como Kelly, el académico de
Oxford y autor Theodore Zeldin ha identificado una "nueva conversación".
Para él, es lo contrario de la
jerga tradicional: pequeñas conversaciones destinadas a engrasar los engranajes
de las relaciones sociales.
La nueva conversación trata nada
menos que de conocer el mundo a través de una comprensión cabal de otra gente,
y esto se puede lograr hablando con ellos largo y tendido sobre cuestiones que
hacen reflexionar.
"La vieja (conversación) era
para pasar el tiempo, como muestra de respeto, de hacer lo que la etiqueta
exigía", explica Zeldin.
Receta bien guardada
"La nueva conversación tiene
un propósito diferente: descubrir quiénes son las otras personas. Nuestro
objetivo es saber quién habita el mundo, de forma individual, uno por
uno".
Bajo los auspicios del proyecto
Oxford Muse de Zeldin, se invita a extraños a conversar unos con otros sobre
temas elegidos de un menú.
Es una receta muy bien guardada,
para preservar el factor sorpresa, pero basta con decir que los temas objeto de
debate entre sus voluntarios incluyen sus temores y sus amores.
Los participantes, principalmente
veinteañeros, le dijeron a la BBC que la sesión fue un cambio estimulante al
dejar el pub con sus amigos pegados al celular.
Es ciertamente un experimento
admirable, dice el periodista de la BBC Stephen Smith, pero viendo a estos
brillantes jóvenes que llenan un elegante salón en Oxford con sus
conversaciones me llamó la atención lo pasado de moda, incluso pintoresco, que
le podría parecer a algunos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario